viernes, febrero 05, 2010
Noches moviditas, días tranquilos
Pues ahí estabamos, tratando de apaliar la tristeza, la rabia o el dolor. Ir a bailar en la zona baja era mucho más reconfortante y divertido que ir a bailar a la zona alta, demasiado protocolo. En la zona baja cada uno baila como le da la gana, aunque a las chiquillas de vez en cuando se le vean las bragas, esas bragas gastadas y grandotas. Nuestro deber como banda de musicos era eso entretener, animar y regalar buenas canciones, que la gente baile, baile hasta no sentir las piernas. En aquellos acontecimientos, no se exigía tanta etiqueta, acababos medio desnudos, la cosa llegaba a ponerse muy caliente. No sé por que pero alguien siempre soltaba, bastante borracho, que bajasemos a bailar un rato con ellos. Nosotros le deciamos:
-¿Y entonces quién toca?
Y entonces el tio se ponía a animar a la demás gente a exigir lo mismo. Al final se lanzaba a la pista de baile M, para calmar a las fieras y para lucirse un poco. Sí Charlotte, la preciosa Charlotte, andaba cerca, le silbaba y se ponían los dos a bailar, la gente les dejaba espacio y a disfrutar. Sí, sí, a disfrutar pues esos dos bailando se compenetran tan bien, da gusto verlos bailar. Mientras nosotros tocamos. Así es la vida. Hasta tenemos que pedir al publico, a ese publico tan exigente, que si podemos descansar unos minutos y de paso tomarnos algo, alguna copilla. Cuando estás borracho la música sale sola. Te deshinibes y tocas lo que te da la gana. Acabas tan cansado a la mañana siguiente pero sonries, te llevas las manos a la cabeza y ries. No nos consideramos estrellas de nada, somos artistas y hacemos arte, ya sea mediante la musica o la pintura. Sí, a la mañana siguientes acabas molio pero como el cuerpo aún te pide juerga, en cuanto llaman a tu puerta, te levantas de un salto, te vistes y caminas buscando algo interesante que hacer. Supongo que solemos ir al circo, M conoce a mucha gente por allí y además está W. M se siente mucho mejor allí, más integrado que en la zona alta. Nosotros también, pues es gente muy interesante, tienen las normas justas y entienden lo que tratamos de hacer, no lo malinterpretan. Allí hemos visto un montón de películas, ellos piensan que verlas no es malo, que es enriquecedor. Viene Chris con sus cacharros y como por arte de magia, ya se puede ver la pelicula. El trae toda clase de cosas, obviamente de contrabando, y nos endulza un poco la vida. Chris siempre quiso ser director de cine, en cuanto pudo se fue con Vienners a otro país. Con que C se nos marchó, pero D se nos unió, cosas del destino. Un abogado, un borracho, un gran fotografo y un gran jugador en el juego de la vida.
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