Hay dos cosas que la vida te enseña y que te niegas a aprender: una, que eres una niña solitaria y deprimida y que no estás sola; y dos, que no puedes volar; pero te empeñas en hacerlo.
Para tu primer dilema existe una solución teóricamente sencilla. Hay miles de niñas solas y deprimidas como tú, que saben que no están solas, y que quieren tener un amigo, como tú. Pero cómo puedes alcanzar eso si no sales de tu habitación, si no prendes las luces, te pones algo lindo, dejas de fingir una sonrisa y comienzas a ser tu misma. Teóricamente simple, pero en la práctica es algo difícil, casi imposible de contemplar.
Hay varios pasos a seguir para llegar a un posible intento de una vida nueva. Primero que nada te tienes que dejar de detestar; y si no puedes, tienes que cambiar lo que no te guste de ti de una manera saludable y luego aceptar lo que humanamente pudiste hacer contigo misma. Sé que te gustas a veces, y que no puedes evitar decirte al espejo que tienes una cara hermosa y que no entiendes cómo nadie puede verla. También sé que odias tu cuerpo porque no es como el de las modelos y las actrices que ves a diario en internet, comes porque estás triste, y ya que estás triste sólo quieres seguir comiendo. No hay una salida fácil de ese laberinto.
No puedes evitar pensar en los amores fallidos que han pasado por tu vida, y piensas en cómo sería todo si alguno de ellos siguiera contigo. Pero luego recuerdas que tu vida no era mejor cuando estabas con ninguno de ellos. Debes dejar de construir relaciones que sabes con toda seguridad que no van a funcionar, y debes dejar de pensar que te enamoraste de cualquier hombre que te presta la más mínima atención.
Todo esto me lleva a la segunda cosa que aprendes. Deja de tratar de volar, porque sabes que no puedes y finalmente te precipitarás contra alguna superficie, dura y trágicamente. Acostúmbrate a ver el mundo a nivel de tus ojos, adapta tus posibilidades a él porque el mundo no se adaptará a las tuyas. Puedes escalar niveles más elevados, pero recuerda no volar, aférrate a la realidad, no vueles. Deja de vivir en las nubes.
¿Por qué a estas horas estoy teniendo una revelación llena de positivismo? Porque sé que todo esto es imposible, los elefantes no pueden saltar aunque quieran. Mañana todo seguirá igual o peor y yo habré olvidado que escribí esto.
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