domingo, junio 02, 2013

ONESHOT CCS

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, son creación de CLAMP.
Simplemente se trata de un AU muy emotivo y probablemente ñoño n_n
Contado en tercera persona 

FanFic CCS 
Señor de las cartas

-¡Ha venido! ¡Ha venido! -Chillaba eufórica una niñita de edad apenas cercana a la decena apretándose risueña contra el desconocido de aspecto sobrio pero rasgos juveniles. 
Cuando se separaron, éste no logró más que esbozar una tierna sonrisa mientras afirmaba con la cabeza. Era  algo que su corazón, su frágil y debilitado corazón le pedía hacer. No podía marcharse sin despedirse de la pequeña y encantadora castaña de ojos llenos de un dorado verde. La sentía tan cercana, como la hija que nunca tuvo o la amiga de la infancia con la que nunca llegó a tratar. Colocando con sumo cuidado los lisos cabellos color miel de la pequeña, con los ojos ligeramente entornados tras sus redondeadas lentes, habló consciente de la probabilidad de que su calmada y masculina voz temblaría un poco:
-Hubiese sido una grosería no presentarme a nuestra cita indigna de un caballero inglés. -Se concedió un momento para respirar y agregó. -Además hacía tiempo que deseaba hacerte entrega de algo muy valioso para mí. -
Acto seguido la chiquilla vio extrañada a la par que expectante como su amigo sacaba de entre sus largas túnicas de agradable tela oscura lo que se asemejaba a un estuche de cuero marrón de tamaño mediano. En cuanto fue abierto y su interior fue revelado, la niña castaña se quedó totalmente asombrada. Tragó saliva pesadamente y replicó arrugando la frente prudentemente:
-¿Es para mí?... Pero... -
-Deseo que a partir de ahora estén a tu cuidado. -Se vio interrumpida por la suave pero firme anunciación del hombre joven de oscuros cabellos y gafas redondas. La chiquilla le dedicó una mirada indecisa que sólo sus últimas palabras superó. -Por favor. -
-Está bien. -Finalizó por aceptar tan valioso y misterioso obsequio agachando la cabeza. 

***

El resto de lo que duró el encuentro, se pasó veloz como un sueño entre risas y juegos como si nada fuera de su control les fuese a poner punto final. Aún a sabiendas que el exceso de ejercicio no era bueno para él, retado por su ágil y enérgica compañera de juegos, él siempre se daba al cien por ciento por lo que justamente en esa ocasión no iba a ser diferente. Recorría todos los verdosos rincones de aquel paraíso en busca de la astuta niña, la cual escogía escondrijos muy imaginativos pero conocidos para él. Incluso trepaban por los arboles como felinos hasta acabar en busca de una salida dentro de una gran fortificación de vasta madera cuyo único elemento de metal era el tobogán por el que había una divertida descendida.
-¿Se encuentra bien? -Comenzó a repetirse una preocupación en la aguda pero melodiosa voz de la chiquilla castaña cada vez apreciaba a su amigo proseguir el ritmo marcado con dificultad, jadeante con una mano colocada sobre el pecho, él respondía mostrando una sonrisa aparentemente despreocupada:
-Tranquila... Sólo estoy... Un poco... Cansando. -
La chiquilla quiso confiar en su palabra e invitándole a sentarse a su lado en un columpio, espero con ansias a que recuperase algo de aliento.
De nuevo inmersos en sus juegos, su corazón golpeó contra su pecho agónico, tanto que habría caído desvanecido de no ser por el sustento de un joven que a los ojos de la chiquilla parecía envuelto en una fuerte y celestial luz. Fue muy rápido, casi como pestañear, que ambos hombres desaparecieron de su perpleja mirada verde. 

Para siempre...