martes, octubre 23, 2012

-ENTER-

Eso de golpear la tecla ENTER con violencia, como si el teclado fuese una maquina de escribir es un acto sumamente sintomático (¡ENTER!) (¡ENTER!)

Una absurda simulación de la voluntad poder (¡ENTER!)
Una miserable ratificación del Yo (¡ENTER!) (¡ENTER!)

Algo así como: "¡Ya maquina, har

ás lo que yo te digo ahora! (¡ENTER!) (¡ENTER!)

Y luego vemos el resultado en la pantalla (¡ENTER!)
Y nos sentimos felices o frustrados, dependiendo (¡ENTER!)
De lo que nos muestra este otro simulacro de realidad 
 (¡ENTER!)

jueves, agosto 09, 2012

FanFic CCS INCONFESABLE

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD): 
Los personajes de CCS y alguno que otro de xxxHolic son creación exclusiva de las CLAMP (Sólo aquellos cuyos nombres no identifiquéis son cosa mía) 
Historia contada en primera persona ^^ (Entre Eriol y Tomoyo) 
La idea es bastante rara pero espero que os guste, esta vez TODA la historia va a ser en el plan más realista posible (Dad las gracias a Choco-Chan y otras grandes fans más centradas que yo XD) 
Tomoyo Daidouji y Eriol Hiragizawa nunca han sido tan amigos como aparentaban sin embargo tan sólo Eriol parece capaz de ayudar a Tomoyo a romper su mascara y ser ella misma... 
 Espero que os guste ^^ En principio podría haber sido clasificado T pero al final es mejor que sea M 

"Las mujeres son secretistas por naturaleza, y les gusta practicar el secreto por su cuenta." 
Sir Arthur Conan Doyle - Novelista escocés. 

FanFic CLAMP 
 Iiarawasenai hodo no INCONFESABLE

 (Tomoyo) 

 Abrí los ojos costosamente al leve sentir de la luz que se filtraba por la ventana otorgando al lugar en el cual me hallaba iluminación natural. Entre un sin fin de pestañeos dolorosos, la borrosa figura en mitad del techo se tornaría más nítida ayudando a mi cerebro a ubicarse un poco mejor. Se trataba de una de esas grandes y doradas lamparas antiguas en cuyas extremidades se solían colocar velas de cera pero que ahora parecían albergar bombillas de redondo cristal como en cualquier otra casa moderna. Incorporándome y llevándome una pálida mano a la cabeza repleta de oscuro y largo cabello negro sutilmente azulado gracias a los rayos que se proyectaban contra él intenté recordar, al menos, como había ido a parar allí, a la amplía y cómoda cama de un adinerado extraño pues estaba claro que la suave respiración de otro individuo no era cosa de mi alocada imaginación, yo nunca me vi forzada a acudir a un psicólogo por ese motivo ya que yo era la niñita buena y prudente del grupo, convirtiéndome así en la aburrida junto a Rika Sasaki. Teníamos tanto en común... Fue al girar la cabeza lentamente hacía ese extraño totalmente desnudo, meramente cubierto por sabanas de puro color que el espanto llegó a mí. ¡No podía ser posible! Giré la cabeza violentamente hacía el lado opuesto asqueada pero al volver a observarle, conteniendo la respiración como quien va a destapar el cadáver de un ser amado en una sala de autopsias, observé de nuevo al hombre joven de oscuros cabellos y nívea piel que dormía una sonrisita pícara en su rostro de finos y atractivos rasgos. Entrecerrando los ojos no me cabía duda de que ese hombre era un antiguo conocido, Eriol Hiragizawa. 

-¡Hiragizawa...! -Se me escapó de entre mis atónitos labios rosados retirándome velozmente de él sin importar cuan dura y sonora fue mi caída de la cama. 

Sin mirar atrás, tal y como había llegado al mundo, corrí estrepitosamente por la gran mansión hasta dar con un lugar en el que encerrarme y gritar hasta quedarme sin esa melodiosa voz que tanto agradaba a mi madre y sus amigotes. Jadeante, gire varias veces uno de los botones junto al plateado grifo con la esperanza de que un poco de agua fría me devolviese la razón. Tomándola entre mis manos me la echaba contra mi sofocada cara sin apartar mis ojos de claro azul de la asustada mujer que me miraba con igual temor, volviéndose como por arte de magia el tono de sus ojos de un marrón intenso, casi rojos. Aguantando el frescor helado mientras me secaba con una azulada toalla de amoroso tejido, opté por sentarme en el váter con las manos una sobre la otra cerradas entre mis muslos y mi sexo cubierto por finos y enmarañados pelos púbicos. Un insoportable dolor de cabeza me garantizó que no, que aquello era muy real para mi desgracia. Cerré los ojos apretando los labios, tampoco deseaba rememorar el curioso tic nervioso que se apoderaba de mi cada vez que perdía la serenidad. Creo que me quedé dormida a pesar del malestar pues mi encantador amante lograría entrar en mi ocasional santuario... 

 (Eriol) 

Reconocí que su reacción fue justificada pero me molestó el agudo chillido que surgió de esos mismos labios tan deseables. Tapando gran parte de mi fibroso y claro cuerpo con una sedosa bata de oscuro azul con caprichosos estampados de astros dorados, me desperece y acudí hasta ella. Después de lo sucedido a lo largo de la noche con sinceridad, no consideraba necesario cubrirme frente a ella, ocultar lo que una vez fue acariciado y besado con avidez pero no había olvidado cuan pudorosa podía mostrarse la señorita Daidouji llegada la razón. Achispada era una compañera mucho más valiosa pero habría que aguantar a la otra Daidouji. Aclarándome la garganta, golpeé la puerta de madera pintada en busca de una confirmación a la petición de intromisión que no llegó. Observado por los brillantes y penetrantes ojos rasgados de SpinelSun, mi felino compañero de cuerpo estilizado y del color de la noche, me tomé la molestia de dejar a un lado tanta caballería inútil. Llevando conmigo la llave maestra con sólo ajustarla en la cerradura y girarla suavemente mientras sostenía el pomo, me adentré en mi cuarto de baño sin decir palabra, manteniendo un dedo sobre mis curvados labios hasta que mi oscuro compañero desapareció al entornar la puerta. 

-Me gustaría que regresases a la cama conmigo. -Le dije cuando abrió los ojos y los fijo alarmada en mi presencia. -O acaso, ¿no te parece descortés abandonar así a tu amante? -Añadí burlón cruzado de brazos y levantando una de mis negras cejas. 

Su replica fue simplemente maravillosa, me gustaba comprobar que podía encontrar cierta maldad en la buena y dulce Tomoyo Daidouji. 

-No serías el primero... -Soltó poniéndose en pie para echarme. -Y ahora, ¿Serías tan amable de ir yendo tú primero a la cama? - 

Encogiéndome de hombros, accedí. Cuando una mujer se haya en un estado así de hostil es más recomendable complacer a imponerse. Tarde o temprano superaría lo acontecido la noche anterior, tarde o temprano aceptaría la realidad, que incluso las niñas buenas tienen un lado oscuro que desea ser revelado. Levemente tumbado sobre mi cama de extenso tamaño y considerable longitud, apoyando parte de mi rostro contra la mano izquierda me recreaba en el recuerdo de su exquisito cuerpo desnudo fundiéndose con el mio. Alguien como yo no cuadraba con alguien como ella aunque físicamente hubiese tantas similitudes. Ella siempre había jugado a ser la chica perfecta, seguramente a fin de gustar y agradar a todas las personas de su alrededor, huyendo de lo erróneo y forzándose a no cometer ni el más mínimo fallo ya que su fachada se iría al traste. Siempre con una sonrisa reconfortante en el rostro, bien vestida y aseada, con estudiosa y miembro de un sin fin de grupitos. Todo fachada, todo un descomunal esfuerzo por erradicar aquello que la había marcado. Yo en cambio era considerado el raro, el chico extranjero solitario y misterioso, un estudiante modelo pero con una imaginación peligrosa que contrastaba con su carácter maduro y taimado. Agridulce infancia memorable gracias a la amistad que me brindaba la señorita Kinomoto y su prima y mejor amiga, la señorita Daidouji o me gustaba creer. Mi mente regresó a la actualidad al oír los pasos que emitían los pies descalzos de mi vieja amiga sobre el suelo de madera. 

-Vamos, échate junto a mí y aprovechemos que hoy es Sábado... -Le sugerí dejándome caer sobre la almohada sin gran variación de mi cuerpo, dedicándole una sonrisa seductora. 

(Tomoyo) 

Me quede un rato mirándole con fastidio pero resoplando consciente de que había sido yo la que había optado por retomar el dormitorio ya que aunque lo intentase no habría encontrado una manera coherente de salir del embrollo me tumbé en la cama nuevamente cerrando los ojos con fuerza. El incómodo presentimiento de que mi amante podía seguir con los ojos bien abiertos me obligó a dejarlos entreabiertos al cabo de un rato. 

-¿Qué ocurre? ¿Tengo monos en la cara o qué? -Le exigiría saber arrugando la frente bajo un montón de negros mechones de pelo que la ocultaban hasta casí tapar mis ojos al confirmar que sus ojos color celeste estaban posados en mi tras sus redondeadas gafas de fina pasta. -La gente suele dormir con los ojos cerrados. - 

-Lo sé pero tenía miedo de que tras cerrarlos, al abrirlos, no estuvieses a mí lado. -Me respondió con una voz que haría humedecerse incluso a la más casta de las monjas tomando mi mano para darle un beso como hubiese hecho un autentico galán o caballero. 

-P-Pues duerme tranquilo, por mucho que yo lo deseé no creo que algo así fuese a suceder. -Repliqué aguantando lo mejor que pude el rubor que parecía querer extenderse por mis claras mejillas, alejando mi mano con rapidez. Él con expresión divertida en su rostro me contrarió: 

-Si lo desearás con verdadera intensidad, a lo mejor, sí. - 

Me crucé de hombros como clara señal de incredulidad y disgusto. Pocos tenían el descaro o atrevimiento de discrepar con la miembro del club de debate más brillante y elocuente. Él se echaría a reír y cada carcajada, por muy modulada que saliese resonaron en mi cabeza, la cual continuaba siendo victima de una cansina resaca. 

-Sólo bromeaba... -Se disculpó. -Deseaba saber si poseías sentido del humor además de unos senos tan definidos y turgentes. -Lo último no fue nada adecuado pero no parecía importarle ofender mi sensibilidad, trazando su figura al recorrer uno de ellos con sus dedos de seda. 

-¡Oye! ¿No sugerías pasar la mañana durmiendo? -Me puse a gritar incorporándome toda roja de vergüenza, sofocada. No deseaba repetir el mismo error, al menos no tan seguido. 

-Y así era pero ya que estás tan tensa, he pensado que podríamos hacer otra cosita... -Me susurraría al oído imponiendo su cuerpo al mio antes de besarme en toda la boca con una lascivia insospechada. El sutil azul del color de mis ojos pasó a un encendido rojo entre múltiples pestañeos. 

Como escuchado por un ángel, alguien llamaría a la puerta provocando que sus labios se separaran de los míos con precisión. Llenando mis pulmones de aire y cerrando los ojos dí las gracias mentalmente a mi salvador desconocido. Cayendo boca arriba creí atisbar a Hiragizawa caminando a zancadas lejano más sabía que en cuanto se deshiciese de la persona que le reclamaba, volvería a la carga. La imponente bestia negra que osó adentrarse en el dormitorio de su amo se quedaría quieta entre la puerta y la cama en la cual estaba yo emitiendo un continuado pero suave gruñido. Me tendría bien vigilada pues no moví ni un musculo hasta que su dueño apareciese ante nosotros, seguido por mi salvador o en palabras del propio Hiragizawa, la pesada de Nakuru... 

(Eriol) 

-¡No me digas que ya has vuelto a hacer de las tuyas! -Saldría de la boca Nakuru al abrir los ojos y ver a la señorita Daidouji tumbada en mi cama, sólo habiendo sido tapada la parte inferior de su hermoso cuerpo por las blancas sabanas. 

-Para nada, el sexo fue algo que simplemente surgió. -Le aclaré aunque en sus ojos color caramelo se apreciaba que no creía ni una de mis palabras. -Y ahora si me disculpas retomaré el asunto que tenía entre manos. -Añadí haciéndome paso para crispación de la ruidosa Nakuru, que gritaría con voz más aguda y desagradable de lo que en verdad era: 

-¡Ni se te ocurra! ¡Tienes cosas más importantes que hacer y lo sabes! - 

¡Pobre señorita Daidouji, con tantos gritos, su dolor de cabeza no disminuiría, más bien, crecería y crecería hasta volverse inaguantable! Con un ápice de desagrado en mi voz, repliqué sin ni siquiera girar la cabeza hacía mi mandona niñera particular, parándome un momento, justo dónde SpinelSun permanecía impasible: 

-¿Podría vestirme como es debido antes de dedicar todo mi tiempo a esas cosas más importantes al menos? - 

La risilla disimulada al colocarse una mano sobre la boca de la señorita Daidouji era el motivo que me animaba a sacar el fanfarrón que llevaba dentro en vez de mandar a la señora Akizuki a ocuparse de sus asuntos como hubiese hecho de estar ambos solos. Ella también lo sabía y sabía que tras las sonrisas y el protocolo había un hombre poseedor de un fuerte carácter. Su silencio fue todo lo que necesité oír a modo de confirmación. Spinel Sun cambiaría el objeto de su atención, siendo este la alta y flacucha mujer de apariencia juvenil que tanto le crispaba como si hubiese sido capaz de presentir lo que saldría de mi boca a continuación. Si no fuese por el orgullo que esa fiera demostraba tener, la señorita Daidouji hubiese podido advertir un brillo suplicante en sus rasgados ojos de felino. Emprendiendo el proceso de envestidura, yendo hacía el armario con pasos ligeros, mi pálida piel era ocultada ante la atenta mirada de la callada Tomoyo. No me quitaba ojo sin embargo cada vez que alzaba la vista y yo dirigía los mios hacía ella, los disviaba haciendo una mueca de desprecio. 

-Bueno, mi querida Tomoyo, me temo que esto será todo por ahora pero créeme, no va a ser el único. -Me despedí de mi adorable y remolona amiga cual presentador televisivo juntando las manos al realizar una reverencia completamente vestido. 

(Tomoyo) 

-¡Vete de una maldita vez! -Le grité a modo de despedida llevada por un enojo impropio de mí. Incluso me había aferrado a una de las dos blancas almohadas que había bajo mi cabeza para usarla contra él. 

No sé cuanto tiempo me llevó retomar el sueño pero no me costó gran energía, sólo era cuestión de dejar la mente vacía mientras me acostumbraba a aquella cama, excesivamente confortable en comparación con la que tenía en mi pisito de soltera no muy lejos del Russell Square Garden. Piso cuyo coste no era problema pero que me gustaba pagar a medias con mi compañera de piso, de vida social más agitada que la mía y bohemio trabajo. ¿Qué otra cosa hubiese sido apropiada de hacer? Sabía perfectamente que salir de allí era lo primordial pero acepté sin mucho replicar la amable oferta de la señora Akizuki. 

-¿A dónde crees que vas? -Fue lo primero que se le ocurrió decirme al fijar una vez más sus ojos en mí, saliendo yo apresuradamente de la gran cama mientras la particular mascota de Hiragizawa se negaba a salir del dormitorio. -Tienes un aspecto horrible, anda, quédate un rato para descansar y luego ve a donde tengas que ir. -Agregaría formulando la coherente propuesta que debí rechazar. 

Encogiéndome de hombros regresé a la susodicha cama. Lo último que oí fue el suave cerrar de la puerta por la jadeante castaña. Recostada meneé la cabeza con una vaga sonrisa. Me alegraba que hubiese logrado llevarse con ella al amenazante animal que se había tomado el lujo de ser una especie de guardián mio. Al parecer sólo ¡Sólo! obedecía a Eriol Hiragizawa, su único y principal dueño y amo lo cual complicaba mucho su labor de ama de casa a Nakuru pues el animalito no confiaba del todo en ella. Una criatura que sólo podía resultar encantadora y agradable al señor Hiragizawa. No conseguí parar de reír mientras me lo comentaba estando ambas reunidas en la cocina, sentadas frente a frente rodeadas por un buen desayuno inglés, lo que significaba platos llenos de gruesas lonchas de bacón acompañadas por algunos huevos fritos de llamas bien coloridas, un tarro de crema de cacahuete y una gran jarra hasta la mitad de anaranjado zumo recién exprimido. Tragando una pastilla que me ayudaría a combatir la resaca junto con tan delicioso y fresco liquido, le dije sosteniendo el vaso entre los dedos y rechupándome los labios: 

-Sin embargo me sorprende que Hiragizawa viva con una mujer como tú. - 

Ella levantaría sus dos pardas cejas mientras exclamaba: 
-¿No? Pues precisamente fue él quien me eligió como niñera. - 

-¡No me digas! -Grité dejando el vaso en la mesa bruscamente. ¡Eso no podía ser cierto! Y si lo era, a mi cerebro le costaba asimilarlo. Dibujándose una sonrisa de orgullo en su rostro, de finas y aniñadas carácteristicas, no tardaría ni un minuto en revelarme algún que otro turbio pasaje de la vida de mi antiguo compañero de clase. 

-Al parecer su familia no le quería y en cuanto su madre murió, lo dejaron en un internado, un internado tipo película de terror, en vez de cuidarle y brindarle apoyo... -Empezaría a contarme, de cuando en cuando haría una leve pausa para dar un buen mordisco a su tostada bien untada su superficie de marrón crema de cacahuete. A medida que me iba describiendo la situación o las cosas horribles que le habían pasado a esa edad tan delicada, fuí perdiendo las ganas de reírme. ¡Pobre Eriol! -En cuanto pudo, pidió la emancipación pero como era un crío y encima un crío con ciertos problemas, para que se le concediese, había que vivir con alguien que lo vigilase y ese alguien resulte ser yo... ¡Pero ya ves el caso que me hace! -Concluyó levantando la voz sin darse cuenta enfatizando lo que era bien obvio. 

Todo lo que se me ocurrió hacer fue suspirar llevándome la mano izquierda a la frente. Me sentí peor que mal, durante tanto tiempo lo había tratado con tanta indiferencia y recelo cuando él quizás simplemente buscaba en mi mejor amiga y en mí un poco de afecto. Sakura Kinomoto era la niña más dulce y divertida de todo el grupo y a diferencia de Chiharu, a ella no solía importarte que niño o niña quisiese estar a su lado, ella los acogía con mucha ilusión y cariño. De verdad, Sakura era todo lo que yo me esforzaba en ser en aquella etapa de mi vida aunque posiblemente mi madre se había ocupado en parte de fomentar ese deseo. En ese mismo instante me obligué a ser un poco más agradable con él por lo que me tomé muy en serio las recomendaciones que Nakuru me dió antes de ponerse a lavar los platos y vasos utilizados. Sentada no deje de darle vuelta a las forzosas palabras que le dedicaría a mi antiguo compañero antes de marcharme con recobrada serenidad ligeramente tensa gracias a la cercanía del caprichoso animal negro que habia ocupado la mayor parte del alargado sofá de rojo terciopelo. Como ya os habréis dado cuenta mi apurada huida se convirtió en un formal abandono del hogar de Hiragizawa. 

-¿Todavía sigues aquí? -Diría él fingiendo interés a los pocos momentos de entrar a su mansión. De pie ante él asentí sonriente. -Bien, había olvidado darte algo. -Agregaría rebuscando entre los bolsillos de su ancho abrigo negro antes de que yo tuviese oportunidad de recitar las palabras de despedida largo tiempo meditadas. Me dejo de una pieza lo que ví caer en mis manos extendidas. -No pienses mal querida mía, es para el Taxi que deberás pedir. ¡Hasta el próximo! -Dijo y besándome por última vez ese día en la boca avanzaría alejándose de mí.

CONTINUARÁ LOL 

sábado, julio 28, 2012

¿Que es un árbol, sino una explosión de vida en cámara lenta?




El universo es un lugar violento
En el, los soles explotan de emoción y se tragan planetas y galaxias enteras
Los volcanes se enfurecen y arrasan con todo lo que encuentran a su paso
Sembrando aridez y rompiendo islas nuevas y hermosas
El Mar, con un hervidero de sangre en sus entrañas, 
Espera el momento indicado para inundar y arrasar poblados.
Mamíferos, insectos, aves y reptiles 
Se asesinan a mansalva y entre si
Cachorros, adultos, jovenes y viejos, de su misma especie u otra
En un todo vale constante
Una danza permanente de lucha y supervivencia.
Pero la destrucción en el planeta, 
Esta impregnada de un profundo amor por la existencia
Y una pasión ilimitada y sublime por la renovación.
El que se para del suelo siempre es alguien mejor al que cayó.
Los invito amigos, a no temer miedo del futuro y a no mirar atras con devoción.

¿Que es un árbol, sino una explosión de vida en cámara lenta?
¿Que es el nuevo hombre sino una flecha de posibilidades infinitas lanzada hacia el destino?

En la naturaleza la única inmoralidad es la inacción.

miércoles, mayo 16, 2012

A mi cena


***
Lechos de hojitas
Sabor rebelión
Que me cantan, que me gritan
                     "Duerme conmigo el terror."

Se cortan uno a unoCon el verde, el rojo sabor
Sazonan los ojos cristalinos
¡Evaporan la razón!

Son hojitas, carnes, guisos
Agolpándose en bocas, senos
Marcando destinos cenizos
Del fin tan impaciente que padecemos.

Mas ¿Quién soy yo?
Ni en mano azadón, ni palo
Sólo el silencio y la ceguera
Y en mi banco el Tiempo
Con el que pago sus muertes, mi turno
                        Y mi puesto en el comedor.

***

martes, mayo 15, 2012

Welcome To Hell CROSSOVER 1

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son creación exclusiva de CLAMP
Los personajes de Slayers son creación exclusiva de Hajime Kanzaka
El resto es cosa mía LOL 
Inicio de una recopilación de historias cortas sobre mis tres hechiceros favoritos ^^
Narrado de diferentes maneras LOL 


Welcome To Hell  - CROSSOVER
Padres


El mago Clow


Mi padre era un hombre inusual, no sólo por su talento en la magia, sino también a la hora de desenvolverse entre la gente, ya fuesen amigos o enemigos. Observarlo y escucharlo desde mi rincón era una de mis aficiones favoritas de niño pues siempre demostraba gran cuidado a la hora de presentarme a esas personas. 


-Ven, Clow, deseo presentarte a una persona muy importante para mí. -Solía decir mi padre, guiñándome un ojo, cada vez que conocía a algún hechicero o ilustrado que le causaba agrado. 


Yo, acudía presto a su llamada, lo que solía arrancar una carcajada de la boca del importante individuo a conocer. A menudo llamaba mi atención el número de personas que conocían a mí padre y el pequeño porcentaje de ella que verdaderamente llegaban ha ser relevantes a ojos de mi padre. Él me enseñó a mostrarme respetuoso y aparentemente disponible para todo el mundo sin perder la objetividad por ello. A menudo, sus ojos brillaban como tratando de escudriñar mi alma, escépticos pero sus sonrisas se amplían mientras me ofrecían estrechar su mano con la mía. 


-Encantado de conocerle. -Le decía yo todo lo solemne que un chiquillo puede ponerse separando mi mano de la del importante conocido de mi padre. Según el nivel de interés hacía esa persona, mi padre insistiría en que me comportase con mayor o menor respeto.


-Igualmente, joven Reed. -Respondía asintiendo el individuo, que yo recuerde, más señores que damas.


Padre al instante me solicitaba regresar a mi apacible rincón alzando una ceja, astuto y plenamente consciente de que debido el interés que despertaba, sería atacado sin tregua por un montón de preguntas ciertamente peligrosas para un chiquillo, desconocedor de las indirectas y otras artimañas.


-Todo lo que guste de saber acerca de su extraordinario "don", pregúntemelo a mí. -Le indicaba con una encantadora sonrisa antes incluso de que la persona pudiese exponer en voz alta sus intenciones. 


Mi padre fue, en efecto, mi primer maestro y mi más valiosa guía. Una fuente inagotable de conocimientos y recursos. 


Rezo El monje rojo


Hablar de un hombre al que apenas conocí y cuya arrogancia causó tanto daño a todos aquellos que estuvimos a su lado no es tarea sencilla pero se trataba de mi padre, de aquel que contribuyó en mi engendramiento. Hombre férreo y de ideas claras que luchaba por aquello que consideraba justo y adecuado dentro de los principios impuestos desde bien joven. Hombre cuya voz podía ser la más agradable y segura de éste u otros mundos o la más fría y tajante.


-No llores. -Recuerdo oírle una vez decirme. Tendría, presumo, unos cinco años y al tropezar a causa de algún obstáculo imprevisto lloré reclamando la amorosa atención de mi señora madre. -Los hombres no lloran. -


De inmediato su autoritaria e insospechada voz me sobresaltó tanto que callé. Si alzaba mis pequeños brazos hacía él, hacía dónde creía que se hallaba mi padre en algún espacio de esa inmensa oscuridad fue porque aún sabiendo que cada vez le disgustaba más y más mi presencia, deseaba ser acogido entre sus fuertes y protectores brazos como todo hijo. Más todo lo que obtuve fue un exasperado suspiro y el escuche de sus pasos alejándose. Sin embargo, mantuve mis pequeños brazos en alto hasta que pude notar como unas manos me agarraban levantándose así mi cuerpo. Las callosas y silenciosas manos de algún benévolo criado. 


Viktor El ilusionista 


Ella fue lo más parecido a una madre y aquel que nos concediese el honor de residir en su comunidad como un padre para mí. En realidad, creo que él fue no sólo para mí como un padre, él fue para todos los residentes de esa comunidad como un padre. Claro que todos admitían, entre celosos y resignados, que yo recibía por su parte un trato más preferente. Tenía razón aunque nunca llegué a conocer el motivo con exactitud...










martes, mayo 01, 2012

Los Sobrevivientes


Los que sobrevivieron enloquecieron, es decir dejaron de buscar. Se sacaron los ojos y rieron. Impedidos de encontrar la verdad, se sintieron dichosos. Comieron de sí mismos, recorrieron de punta a punta, asombrados, la sombra eterna que proyectaban sus miradas.

Uno a uno fueron saliendo de entre las ruinas, abriendo su pecho y aprendiendo el vocabulario secreto del nuevo sol.

Construyeron, solo por placer, enormes torres flotantes que cambiaban de color dependiendo de la temperatura ambiente. Cavaron también profundos túneles ciegos, cada uno de los cuales los llevaba a recorrer un país deshabitado distinto.

Amasaban con sus manos hermosas auroras al caer la tarde, en donde los pájaros, aun borrachos de radiación, lavaban sus alas y pico con gran rigurosidad.

Algunas noches miraban al cielo, no buscando respuesta, sino que enviando mensajes de luz. El cielo les respondía lanzando inquietantes tormentas ácidas.

Ayudaron a salir al último hombre desde la caverna de Platón y lo prepararon adecuadamente para poder mirar al sol. El fingió paz y se internó silencioso en el laberinto con los demás.

Cuando llegó el día todos ellos estaban preparados. Caminaron lentamente hasta llegar al gran cráter dejado por la explosión. Se tomaron de las manos sin tocarse y lloraron al unisonó cantando hacia adentro una canción primigenia basada en la historia circular del tiempo.
Se produjo un silencio absoluto bajo la atmósfera. Las aguas se detuvieron, estallaron todas las piedras, los cadáveres rotaron dentro de su lecho para presenciar el momento crucial, los pensamientos se hicieron sólidos cayendo de pesadamente sobre suelo inestable...desde los agujeros se asomaron seres inverosímiles, mezcla de hombre y de todas las especies existentes.
El universo, en ese momento, giró en 180º y comenzó a retroceder en su andar, desasiendo el camino y comenzando el recorrido de vuelta al punto 0.
Y así la vida tuvo una nueva oportunidad, comenzando de nuevo, de atrás hacia adelante, la historia se hizo airotsih, siguiendo el plan inicial celestial, retornar, una vez cumplido el ciclo, al núcleo de la célula madre universal.
Cuando los hombres comenzaron a despertar, la niebla radioactiva caía lentamente sobre sus hombros desnudos.

miércoles, abril 18, 2012

FanFic CLAMP One-Shot



NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son creación exclusiva de CLAMP (Clow Reed, Sakura Hime y Fei Wang Reed, en el cúal me base para crear la apariencia del medio hermano de Clow en otro FanFic larguisimo que estoy escribiendo en honor a éste peazo mago de Clow)
Historia narrada en tercera persona, pa variar un poco ONESHOT
Espero que os guste, la idea llegó a mí después de tanto leer TRC y lo mucho que me recuerda Clow y Fei Wang a Fay y Kurogane en carácter XDD
Ejem la historia personal, si es que Fei Wang Reed puede albergar alguna, que le he ido preparando surgió a partir de una pequeña pero interesante conversación con Choco-Chan sobre éste tipo... Toda ella surgida por el primer dibujo que hice del malo maloso de TRC XD Es que mi FanFic sobre la vida de Clow Reed o como se la imagino yo no sólo abarcaría lo relacionado con CardCaptor Sakura como la creación de los guardianes o las cartas sino también el encuentro HITSUZEN con Yuuko y preparativos para los posteriores lios en TRC...

FanFic CLAMP
Nacido de un deseo imposible

Aunque en el País de Clow todo el mundo era muy amable y cercano el mago se sentía solo. Con los ojos puestos a lo lejos, más allá de la lejana visión de las antiguas y misteriosas ruinas meramente iluminadas gracias a las lamparas de aceite que el equipo de arqueologos llevaban consigo, Clow suspiraba y arrugando su frente sútilmente se repetía que aquello era lo correcto, ese era el alto coste del deseo realizado, consciente o inconscientemente.

Fei Wang Reed le observaba con una ceja alzada mientras se deleitaba con un calido sake en un pequeño vasito de clara ceramica. El cristal de su monocúlo brillaba alumbrado por la luz que ofrecían algunos candelabros repartidos al rededor del amplío salón en el cúal se encontraba sentado frente a un gran espejo ovalado con dorado borde. Todo lo que había en su mente hacía el mago era condescendencia pues él no iba a tirar la toalla, haría realidad ese deseo fallido.

-Padre, ¿os encontrais bien? -Preguntaría una preocupada vocecita sacando al mago de sus enrevesados pensamientos.

Al abrir sus ojos girar su cabeza hacía el lugar del cúal creía provenir la vocecita, en la entrada de su dormitorio vería a una preciosa niña de cortos y laceos cabellos de suave color castaño envestida en un largo camisón blanco con bordes rosados en sus mangas y cuello. Su sonrisa pareció ganar algo de animo pero su frente continuaba arrugada. Pronto se aprimaría a la pequeña princesa y parado frente a ella inclinandose un poco respondería:
-Claro que sí, tesoro, vuelve a la cama. -

-¿Estais seguro? Se os ve tán triste últimamente. -Insistió la niña arrugando también su frente, cubierta por algunos mechones dispares.

-Estoy completamente seguro. -Le garantizó Clow a la perspicaz princesa Sakura. -Además lo que embarga mi ser no es tristeza, digamos que soy un sensiblero y verte crecer me emociona tanto. -Añadió consiguiendo una mirada de extrañeza por parte de la niña. Acariciando su cabecita la acompañó hasta su dormitorio. Ella no podía ni imaginar cúan importante era y no sólo para el mago o sus conocidos.

Fei Wang Reed fingiría enternecerse ante la conmovedora escena pero él tenía claro que la razón por la cúal era importante para él era porque gracias a ella conseguiría hacer ese sueño tán perseguido realidad. Xing Huo miraría ligeramente abrumada al hombre que avanzaba tomando la mano de la princesa Sakura antes de dirigir sus ojos hacía su señor y creador.

-Puedo imaginar lo que está pasando por tu cabeza y te puedo asegurar que eso no es de importancia. -Le diría el rey oscuro cerrando los ojos mientras daba un pequeño sorbo al vasito que sostenía en su mano izquierda. -Me figuro que temía ir en contra de un deseo cuya apariencia fuese similar a la suya. -Dedujo hablando de sí mismo apatíco.

La asistente se llevó una mano a la boca para ocultar su sonrisa. Nada de lo que intentase su señor podría mantener el sueño en pie. Todos los sueños, tarde o temprano, han de concluir como hubiese dejado dicho el mago.

De retorno en su espacioso y elegante dormitorio, Clow continuaría sumergiendose en sus recuerdos pues ya tán lejos de las personas queridas conocidas en otros tiempos, probablemente ya difuntas, todo lo que le quedaba era eso de ellas...

-Clow, ¿serías tán amable de dejar de silbar? -Le solía pedir su medio hermano claramente molesto lanzandole una mirada reprochante.

-Sí claro, Fei. -Le solía responder él risueño. -Aunque lamento decirte que podría retomarlo en cualquier momento. -Añadía para prevenir a su medio hermano de su incontrolable silbido. Cuando estaba feliz, silbaba sin darse cuenta.

-En ese caso, sal a silbar a la entrada y no entres hasta que las ganas de silbar se hayan extinguido. -Le indicaría con los ojos entrecerrados el hombre de duros pero atractivos rasgos y ojos fieros que era Fei Wang Li. El patriarca del clan Li cuando Clow llegó a China por primera vez.

Clow lo consideraba severo pero buen consejero y un guerrero excelente. Él para Fei Wang siempre fue un extranjero lunatico o eso le hacía pensar a menudo pero para Fei Wang Li Clow era ciertamente un individuo especial, al que había que conocer y apreciar. Si era un grandullón mandón era precisamente por eso, porque lo valoraba con toda su dura alma de guerrero chino. El mago a veces dudaba que su medio hermano también fuese capaz de usar magía. Después de ser golpeado por semejante pensamiento, su medio hermano le solía reprender de este particular modo:
-Bien cierto es que no soy ni la mitad de poderoso que tú pero créeme, he sido entrenado tanto en las artes magicas como en las artes militares. -

Entonces el mago se percató de algo, algo que casi le aterró. Pestañeando un poco con la vista puesta en las ruinas en mitad de aquella oscura noche, que en contraste con las arenas de tonos azul marino que se divisaban parecía ser infinito, al empezar a pensar en sí mismo y en áquel otro Fei Wang llegó a la conclusión de la posibilidad de que ese deseo encarnado lucía como su medio hermano pero su corazón, si eso podía albergar corazón, no estaba lleno de amor y bondad. Sólo poseía egoísmo. En las pocas conversaciones mantenidas con ese Fei Wang no atisbo la grandeza que poseía su medio hermano. ¿Significaba eso que muy en el fondo él era tán egoísta como fue tachado por La bruja de las Dimensiones? Negando con la cabeza como queriendo apartar esos desagradables pensamientos prefirió creer que sencillamente era un insensato como solía decirle su medio hermano pues eso era menos doloroso de sobrellevar.

-Piensa lo que quieras Clow, pero tú estas tán metido en esto como yo. -Le diría alzando su vasito semivacio de sake el rey oscuro complacido ante la desesperación que le podría el remordimiento. -La diferencia es que yo si lograré devolverla a la vida y nada me dará mayor gozo. -Agregaría dedicandole una arrogante y gran sonrisa al que se había convertido en uno de sus oponentes.


viernes, abril 13, 2012

FanFic CLAMP Un encuentro inolvidable



NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):
Los personajes de CLAMP son obviamente creación de CLAMP
Historia contada en tercera persona
Pues ¿qué puedo decir de esta historia? Pretendo que sea corta y bonita. Sobre como la princesa Sakura conoce a Syaoran. (siendo éstos dos los clones LOL) Me encantan esos pequeños recuerdos y como creo que en parte se debió al Rey Clow que se conociesen porque este hombre lo mueve todo... Pues poco más que decir, espero que os guste ^^
Dedicada especialmente a Lori777, quien me parece una gran escrita y fan, además de pedirme permiso para leerla ^^

FanFic CLAMP
Un encuentro inolvidable

Contemplando las lejanas ruinas que parecían haber estado infinidad de tiempo en el País de Clow como si esperasen a que alguien resvelase su secreto, el mago sonrió ladeando sútilmente su cabeza a pocos centimetros de la vantana de su excelente y amplío dormitorio. Ese, sin lugar a dudas, iba a ser un día especial.

Mientras tanto, no muy lejos de su magnifico palacio, un hombre diambulaba por las calles de la ciudad acompañado de su hijo y principal ayudante en cualquiera que fuese la expedición que el apasionado pero formal hombre de amable sonrisa diese comienzo. Al no poseer mapa alguno del lugar, el hombre se veía obligado a preguntar a las gentes continuamente a fin de coroborar que sus pasos hacía el Palacio Real eran correctos. La gente tán amable y risueña del lugar con gusto atendían su petición. ¡El País de Clow verdaderamente era un país de ensueño! Al chiquillo no parecía importarle, su único deseo era ayudar a su buen padre hasta que conoció a la princesa del País de Clow. Puesto que la ciudad se hallaba a unos metros alejada del Palacio, padre e hijo se vieron obligados a recorrer un buen tramo hasta llegar a la ancha e imponente entrada del palacio. Los guardias que custodiaban esa zona hablarían entre ellos antes de permitirles el acceso al interior. El chiquillo quedó tán asombrado como su padre al observar cúan bella era la construcción del palacio.

-Sed bienvenidos a mi humilde hogar. -Les anunciaría el propio rey acompañado un joven, que a juzgar sus ropajes, debía de ser un sacerdote o un consejero de gran relevancia. Con cabellos claros y brillantes como la plata y gafas cuyos cristales estaban incrustados en montura de similar material. La mirada de desconcierto haría reir al rey pues el rey también era consciente de la impresión que causa un mago tán excéntrico como él en semejante lugar. Descruzando sus manos, con una de ellas les indicó que le siguiesen, probablemente a una sala más adecuada. -Hablemos en un lugar más apropiado. -

La princesa continuaba sumergida en un agradable sueño mientras el extranjero, de nombre Fujitaka, y su hijo Syaoran exponían al rey, su padre, sus deseos de iniciar una investigación en las antiguas ruinas del pais. Clow escucharía encantado la propuesta, aún siendo conocedor del secreto que entrañaban, le pareció que podría ser una vivencia entretenida para todos sus subditos, los cúales nunca habían visto todo el despliegue que abarcaba una excavación.

-Más os he de exigir recibir noticia de los avances en persona. -Añadiría el mago antes de hacer llamar a sus hijos para que éstos conociesen a los recien llegados, siendo su hijo mayor Touya el único en aparecer en esa sala.

El pequeño Syaoran tuvo la inexplicable sensación nada más verlo acercarse de que no se iría a llevar muy bien con el principe. Sus ropas eran de un elegante terciopelo negro con bordes dorados como imitando el diseño de los ropajes del rey. Su cabello era de un negro no tán brillante como el de su padre y unos cuantos mechones se deslizaban por su frente. Parandose ante ellos, obligandoles a girarse para no darle la espalda. Saludó ceremoniosamente a su padre, presentandose con un deje de fastidio en su voz. El joven sacerdote sonreiría meneando la cabeza. La pregunta del rey fue concisa al no encontrar a su hija menor a su lado.

-Ya ha vuelto a quedarse dormida tu hermana. ¿verdad? -Fue lo que le diría a su hijo, éste asintiría cruzandose de brazos y replicó:
-En efecto, padre. Es un monstruo dormilón. -

Syaoran que nunca había visto a un rey enojarse supusó que el Rey Clow estallaría ante la insolencia de ambos hijos como lo hubiese hecho uno de los reyes descritos en los cuentos que su padre le narraba cada noche finalizado un duro día de trabajo más Clow meramente se levantó del trono y llevandose una mano a la frente con una avergonzada sonrisa pidió a su hijo no decir esas cosas de su linda hermana e ir a buscarla.

-Su alteza, no es necesario. -Le indicó haciendo una reverencia forzosa Fujitaka. -Si nos lo permite, me gustaría comenzar cuanto antes a organizar la excavación. -

Clow arrugaría la frente pero sin dejar de sonreir, suspirante se lo concedió. Forzar los eventos tampoco era positivo. Reverenciandolo por última vez ese día Fujitaka y Syaoran comenzaron a andar hacía la amplía entrada y justamente en ese momento fue que una chiquilla, más o menos, de su edad saldría de entre las columnas pidiendoles detenerse.

-¡Por favor, esperen! -Les rogabaría la princesa ligeramente rosadas sus mejillas. -¿No se quedarán en el palacio? ¡Estoy segura de que a padre no le importará acogerles! -Les informó risueña con una decisión en sus ojos color esmeralda que dejó por un breve momento paralizado al pequeño Syaoran.

El arqueologo sonrió y cerrando los ojos, habiendo deducido a partir del dorado de algunos de los detalles de la ropa rosada y blanca de la niña que esa debía de ser la princesa Sakura, dijo posando una mano sobre uno de los hombros de su hijo:
-No, princesa pero tanto Syaoran como yo agradecemos vuestra amabilidad. -

Sakura, cuyos cabellos eran de similar tonalidad a los del timido niño, de un castaño con destellos color miel, pestañeó adquiriendo sus mejillas algo más de color. Le daba tanto corte que se referiesen a ella como princesa, ella era y siempre sería Sakura.

-Mi nombre es Sakura. Procurad llamarme simplemente Sakura. -Les pidió dedicandoles una sonrisa que traspasaría y calentaría el frio y endurecido corazón de Syaoran, hasta el momento templado gracias al afecto y cuidados que le había proporcionado el arqueologo.

-Q-Qué bonito, Pr-Sakura. -Diría torpemente el pequeño Syaoran empezando a ruborizarse.

-¡Gracias! El tuyo también es muy bonito. -Le respondería ella moviendo su cuerpecito suavemente de un lado a otro sonriente. -Jamás lo olvidaré. -Le prometió.

Viendolos alejarse trás despedirse de la princesa Sakura desde un rincón muy lejano, la sonrisa del mago se amplió. A pesar de conocer los sufrimientos que debería atravesar el chico y cúan especial y llena de poderes era la princesa, Clow sonreía porque creía en ellos con toda su alma. Ya estaba hecho, sus destinos ya estaban unidos como había previstó. Aún sin lograr atisbarlo en esos recuerdos que se desplegarían en diversos y muy diferentes mundos, ese amor que había nacido no se desvanecería y eso también hacía muy feliz al mago pues ese primer encuentro, esas primeras emociones, sería un suceso inolvidable.

viernes, marzo 16, 2012

Jacinto

En el Jardín de lo Salvaje te sigo.
Sigo los aromas de la primavera pasada,
recipiente divino de misterios, bondades.
Mis ojos se posan en tí, colores,
como en objetivo prohibido,
y soy arco, soy flecha, y te sigo.
Entonces, engaño al Viento
y convierto cuerpo en aliento,
bendición ser negado en tu boca
volar hacia tí, pretender besar tu cuerpo.
Al final, arremetiendo, al pretender ser Viento,
la fuerza de mis alas, inclemencias de Invierno,
rompe aquellos ojos, dulce boca, frágil cuerpo,
y dormido pues ya sobre los jacintos de aquel cuento
yo quedo alejado, castigo del Tiempo.

sábado, marzo 10, 2012

Eros I


Sin querer le hacia cosquillas en el alma
Mientras, ella reía muda
Como una estrella en llamas que había caído al mar

jueves, marzo 08, 2012

Ayer

Cuando pasó un día no me preocupé; tampoco me acordé de ti. Tal vez solo un poco, y entonces sonreí. Entre  sonrisas incógnitas y leves movimientos de mi cabeza, cerré mis ojos y pensé que todo fue comparable a un juego de niños. "No te extrañaré, todo se olvidará, nada pasó"; pensé.

Otro día murió y la noche cubrió el vestigio de mi ser, como siempre, anocheció y me desdibujé en un fantasma. Comencé a extrañar tu mano sobre mi pecho, tu pierna sobre las mías, tu respiración agitada, tu sutil tacto. Estabas tan asustado y yo tan deleitada.  Entonces sonreí... aún no lloré.

Al tercer día amanecí extrañándote; dándome excusas sobre lo que hiciste crecer en mi. No es amor obviamente, entonces qué es; me pregunté. Me escondí entre las sábanas y te imaginé. Te reviví. No, no es amor, tristemente. Ojalá estuvieras aquí.

Entonces, al cuarto día me hablaste de tonterías. Yo sabía que me querías decir algo más; pero esas palabras no llegaron. Y tu te fuiste, miedoso. Yo no quise ponerte en evidencia, ni molestarte, ni alejarte, ni incomodarte porque te quiero. Tu te debes respuestas, y aunque mi conciencia está descaradamente limpia, te extrañé.

El quinto día me hice una taza de café, muy fuerte y dulce. De repente te recordé... Lloré. Me puse nerviosa, ansiosa. Apagué las luces, subí el volumen de la música y bailé hasta desfallecer. No pude ver mis lágrimas, ni siquiera sentirlas. "Por qué estoy tan triste", grité. No dormí... te imaginé. A ti y a otros verdaderos y falsos. entonces comprendí.

Al sexto día me di cuenta que escribí estas líneas como si viviera en el futuro solo para no colocarme en el presente y darme cuenta que vivo en el pasado. Por qué te extrañé si no te amé. Nunca te amé. No te amo. Pero quisiera saber si llegaría a amarte. Ahora entiendo.

Temblé de temor.

jueves, febrero 23, 2012

FanFic CLAMP ¿Sueño o realidad?

NOTA DEL AUTOR (O AUTORA XD):

Ni Yue ni Clow son personajes surgidos de mi mente, ellos junto con todos los demás de CardCaptor Sakura pertenecen a CLAMP ^^

Contada en primera persona, mi manera narrativa favorita LOL

Esta historia transcurre en Austria porque Symond trás La guerra de los siete años decide quedarse ahí, pasando algo de tiempo con sus hijos (tenidos con la hija de un socio austriaco de su padre mucho tiempo atrás) y sus respectivas familias además de formar parte de un grupo muy particular llamado Los Iluminati con su antiguo amigo y protegido, Ian Hagen :3 pero centrandonos en Clow, éste, no sólo ha viajado de Inglaterra a Austria para ver a su amigo sino porque siente grandes deseos de encontrarse con el mago Joseph Pinetti. Esto lo digo sólo para situaros un poco ^^


FanFic CLAMP

El mago más poderoso del mundo - ¿Sueño o realidad?


-¿En qué piensas, Clow? -Me preguntaría Symond arrugando la frente ligeramente preocupado.


Apartando mis ojos de las cartas, cuyo único dueño en ese momento era yo, dispuestas entre mis manos cúan abanico de naipes, suspirante, respondí:


-Nada que pudieses comprender. -


Y cerrando el dorado y rojizo abanico compuesto por las cartas magicas, las colocaría apiladas sobre el libro que les servía de principal hogar lejos de mis manos o los bolsillos de mis ropas. Acentúando las arrugas de su frente, Symond replicaría con los ojos entrecerrados:


-Pero si me lo cuentas, podría intentarlo. -


-Me gustaría hacer algo especial para Marion pero temo usar las nuevas cartas, todavía no me obedecen de igual modo que las otras. -Le conté pues sabía que aún sin entender la naturaleza de las nuevas cartas, se esmeraría en brindarme una solución al problema como siempre había hecho. Pasandose los dedos por su anaranjada y fina barba diría sonriente:


-¿Eso es todo lo que te anda preocupando últimamente? Pues pídele que te eche una mano a Canción o a Flor. Ellas son muy majas. -


-No porque sé que están de parte de Yue y no me apetece tener que obligarlas a hacer algo que no querrán hacer. -Le hice saber rememorando que las cartas poseían su propio caracter además de poder o atributos magicos. -Bueno, quizás podría hacer algo interesante con Flote. -Reconsideré pensando en voz alta, olvidando por completo a Symond, que encogiendose de hombros con los ojos cerrados abandonaría el que se me había asignado como dormitorio.


Aceptando la repentina idea, quisé comprobar si la criatura sería capaz de soportar nuestro peso. Hasta ese momento Flote tán sólo había elevado objetos, de muy diverso tamaño y material pero objetos inanimados durante el tiempo que fuese necesario mantenerlos suspendidos pero nunca había antes lo había hecho con un peso extra y claro, temía que la pobre no tuviese la misma fortaleza pero al parecer al ir transcurriendo el tiempo, las cartas al igual que mi propia magia, se fortalecía y sí era capaz.


-Pero procura no ser muy traviesa, algo tranquilo, ¿entendido? -Le advertí conociendome su caracter bromista y en ocasiones, abusón. Haciendo que retomase su apariencia anuladora de carta dandole un toque con mi resplandeciente bacúlo, el gran globo que cuyas finas cuerdas sostenían la silla en la que me había sentado perdería su material cuerpo provocando que la silla cayese al suelo ruidosamente. Al instante siguiente, las ágiles y rapidas patas de Kerberus resonarían apróximandose a la habitación acompañadas de un grito que se asemejaba a un fiero rugido:


-¡¿AMO CLOW?! -


Parado en el marco de la puerta, agitando su cabeza de izquierda a derecha, con los ojos desorbitados examinaría el interior del dormitorio. Reprimiendo las ganas de reir, adoptando una pose más elegante, le pediría saber a qué se debía esa actitud con mirada burlona. El felino naranja meramente vestido por el dorado y grueso collar que cubría su peludo y blanco pecho una redondeada gema de tonos carmesí a juego con la otra gema que poseía el casco de similar material dorado en torno a su rostro replicaría contestaría inquieto:


-¡Oí un fuerte ruido desde abajo y vine a asegurarme que nadie le había atacado! -


-¿Y quién crees que querría atacarme? -Le pregunté divertido. Mi gallardo guardían no sabría que responder, para tranquilizarle, añadí. -Como ves estoy perfectamente. Continua jugando con Yue abajo. -


Kerberus, suspiraría pasandose por la frente el dorso de una de sus manos de fiera pero antes de girarse para alejarse, bajando la cabeza musitaría:


-Está bien pero lamento decirle que Yue no está abajo. -


La expresión de mi rostro cambió súbitamente. Levantandome, no tardé ni un instante en lanzar la pregunta que delataba mi inminente desasosiego. Kerberus ni alzaría la vista al contestarme.


-Entonces, ¿dónde ha estado durante toda esta tarde? -Las palabras saldrían abruptamente.


-No lo sé. -Dijo Kerberus. -Últimamente apenas comparte conmigo lo que le pasa. -


Clavando mis ojos en la baraja, cúal padre disgustado, exclamé:


-¡Si alguna de vosotras tiene algo que ver con la desaparición de Yue, ya puede ir dando la cara o me veré obligado a castigarlas a todas! -


Desaparecer, dandose por aludida, sería la única en adquirir su verdadera apariencia para indicarme que ni ella y ni sus compañeras habían tenido nada que ver pero me fué difícil creerla ya que sentía mi magía emanar desde algún punto de la mansión o no muy lejos de ella. La menuda muchacha que se tapaba parte de su bello y blanquecido rostro con un largo pañuelo blanco negaba con la cabeza a cada acusación que yo exponía en su contra. ¡Pobre criatura! Hasta que Espejo no apareció en defensa de las cartas, Desaparecer no se atrevía a decir palabra, sólo se concentraba en ocultar su congoja tras su pañuelo blanco.


-Amo Clow, Desaparecer no ha hecho nada malo esta vez, ella sabe que Yue es su maestro tál y cómo nos explicó pero tiene razón en asegurar que se trata de una carta. -Me explicaría con las manos colocadas sobre la cadera. Era una copia perfecta mia pero su caracter no había logrado ser captado por ella con la misma maestría. Suavizando mis modales, habiendo disculpado previamente con Desaparecer, charlaría un poco más con su defensora.


-Perdonadme si me he dejado llevar un poco por la inquietud pero si Desaparecer no ha hecho nada como la valiente Espejo me ha informado, ¿cúal de vosotras podría hacer algo así? -


-No lo sabemos, todavía estamos conociendonos entre nosotras. -Me confesaría Espejo, desviando la mirada timidamente. -Pero estamos seguras de que tú que nos has dado vida y parte de tu poder a cada una la conseguirás encontrar. -


-Bueno, eso espero y con ella a Yue. -Admití ruborizandome ante tanta seguridad en mí. Supongo que para ellas era una especie de dios ya que les había dotado de vida y magia, a partir de mi propia magia muy parecidamente a lo que se decía en el Genesis que había hecho Dios con todo lo existente. Dando un hondo suspiro, agregué. -En ese caso, me convendría usar la brujúla magica que creé basandome en la que poseía Fei Wang Li. -Anunciaría y a continuación me pondría a rebuscar entre todos los cajones de la comoda, la mesita e incluso del armario hasta que la evidente ausencia del objeto magico me haría rememorar que debía de haber olvidado traerla a Austria. Extrañados Espejo y yo nos devolveríamos una mirada de aturdimiento antes de que ésta retomase su apariencia de carta. No me quedó más remedio que buscarla guiandome en percibir su presencia, Kerberus no dudó ni un instante en ayudarme en esa labor. Al salir del dormitorio todo cobraría un aspecto ligeramente distinto, como si la información que llegaba desde mis ojos a mi cerebro no estuviese bien o faltasen detalles que facilitarían el reconocimiento del lugar por él cúal nos desplazabamos. Los pasillos se me antojaban más largos e interminables de lo que en realidad debían ser, los colores de las paredes parecían ennegrecerse produciendo que los limites entre pared y techo hubiesen sido absorbidos.


-Amo Clow, ¿qué demonios está pasando? -Querría saber el atónito guardían con figura animal. -No comprendo el motivo por el que las paredes y el techo se han unido. -


-Yo tampoco, Kerberus pero tenemos que lograr llegar hasta el piso de abajo. -Le respondí procurando convencerme a mí mismo que eso no podía ser real, palpando las parades pero mis dedos no chocarían contra nada solido. Kerberus no pararía de mirarme como un chiquillo que ha depositado toda su confianza en un adulto creyendolo más apto para encontrar la solución al problema. Yo le miraba con la frente arrugada, intentando mantener la calma pero me sentía igual o más desorientado que él.


-¿Qué se supone que haceis ahí parados? -Me sobresaltaría la voz de Symond.


-Pues... ¿Es qué no ves lo que pasa? ¡No hay paredes! -Le respondí aferrandome a él cerrando los ojos angustiado, sin poder mantener las apariencias más tiempo. Soltando una sonora carcajada mientras me separaba, soltaría:


-¡Claro que las hay! Oye, ¿no habrás vuelto a beber de más? -


-¡¿QUÉ?! -Gritaría elevando mi voz a causa de la sorpresa y el desagrado al oir como el borracho más borracho de toda Gran Bretaña insinúaba que yo había bebido más allá de lo inimaginable. -¡Cómo te atreves! Yo tengo mejor beber que tú y bueno, lo de esa vez fue... ¡Sólo fue esa vez y perdí el conocimiento! -Agregarían sintiendo mi ira crecer y crecer aprimiendome el pecho y elevando mi voz hasta tonos muy agudos.


-¡Es verdad! -Replicaría él echandose a reir con mayor contundencia. -En ese caso, te dejo disfrutar de este sueño. -Añadiría con una mirada más pícara que de costumbre, moviendo sus orejas cúal duende travieso pero sujetandole por la manga, logré retenerlo unos pocos momentos más para pedirle una explicación.


-¡Espera! Symond, ¿qué es de que estoy en un sueño? -


Pero golpeandome para liberar su brazo con brusquedad yendo a dar su codo contra mi cara, se iría sin darme una respuesta satisfactoria. Trás un largo resoplo, me ví obligado a continuar la extrambotica busqueda sólo y para aumentar la desgracia, más confundido. Kerberus trató de animarme pasando su larga y humeda lengua sobre una de mis mejillas.


-Gracias, Kerberus, al parecer sólo puedo contar contigo. -Le dije con voz nasal mientras esperaba a que la sangre dejase de fluir bajo el pañuelo que había tenido que posicionar sobre mi nariz.


Avanzando otro poco más, con una continua sensación de desequilibrio en nuestra percepción de la realidad, nos topamos con las escaleras. Rodar como un rombo no tuvó gracia alguna pero levantandome me forcé a reir al ver descender a mí lado a mi guardían de doradas y amplías alas. Los oscuros tonos que nos habían rodeado como pinceladas sobre cada parte del pasillo parecían haber ganado saturación, lo que imposibilitaba la visión.


-¡Resplandor! ¡Por favor! ¡Líberate! -Pediría a la carta que consideré más adecuada para alumbrarnos. Mi tono de voz ciertamente sonó más suplicante que autoritario pero dadas las circunstancias y que esa era una de las creadas en una época tán turbulenta, no conseguía sacar la misma confianza que sacaba con las otras. Como si de una pequeña luciernaga se tratase, la pequeña criatura planeaba veloz a nuestro alrededor iluminando nuestra pequeña porción de la entrada. Sólo al alzar la vista podría ver en el techo lo que se asemejaba a una gran bola plateada cuya luz hubiese sido apagada hacía años y años. Para nuestro asombro, se iluminaría justo con el leve roce del cuerpecito de Resplandor al pasar por su lado.


-¿Y bien? -Me cuestionaría alguien, cuya voz me resultaría vagamente familiar. -Si te encuentras aquí, es porque ya te has aclarado ¿no? -


-¿Aclararme? ¿¡En qué!? -Exigiría saber frunciendo el ceño, sintiendome observado desde un punto lejano a la esfera luminosa de gran tamaño. Kerberus se prepararía para atacar encogiendo su cabeza mientras separaba sus patas al mismo tiempo que erguía sus magnificas alas.


-En ese asunto que atormenta tu ser tanto. -Anunciaría la voz y una figura se dejaría ver al dar un paso al frente. Esa figura correspondería a un hombre joven ataviado por bellas ropas de terciopelo blanco y algunos bordados plateados pero nada acordes con las diseñadas en este momento, es decir, largar chaquetas con algún que otro exagerado detalle, camisas de lino bajo un chaleco y ajustados pantalones hasta la pantorrilla. Sin olvidar que su sombrero no era picudo y realizado con cuero sino aterciopelado y acompañado por una fina pluma. Si se trataba de quién comence a sospechar, no podía ser. ¡No podía ser mi padre! Con una ansiedad que se desbordaba, llenandome de valor, grité:


-¡Por un casual, ¿no serás John Reed Jones?! -


-Sólo si la persona que tengo ante mis ojos se tratase de Clow Reed Li. -Bromearía alzando su rostro mientras saludaba con cortesía apartando el sombrero plateado de su cabeza revelandome así su apuesto rostro, rostro de un fantasma, sin lugar a dudas.


-E...Esto no puede ser real... -Susurraría, Kerberus voltearía su cabeza pues sólo él pudó oirme.


-Deseas saber dónde está tu ángel guardían ¿no? -Hablaría pasado un instante de tenso silencio. Tán tranquilo y alegre como yo me esmeraba en imitar. -Siempre quisiste tener una relación más profunda con él ¿lo recuerdas? Y sin embargo, ahora que podrías tenerla, te asusta ¿verdad? Pero si te has lanzando en su busca, nada más oir que no estaba dónde tú pensabas, lo has dejado todo para encontrarlo. -Continuaría hablando, estaba tán en lo correcto con respecto a mi relación con Yue que no me atreví a protestar. -Le prefieres a él y siempre le preferirás y él os siempre os corresponderá. -


-Pero eso es gracias a la magia que nos une. -Lograría replicar bajando la cabeza, sonrojado.


-¿Y tán sólo por ese motivo te apartas de la única criatura que te amará pase lo que pase? Amar sin amar realmente es aún peor, más corazones serán rotos al cabo del tiempo. -Me advertiría sin dejar de sonreir y encogiendose de hombros agregaría. -O dandose el caso de que en verdad las ames, tarde o temprano, moriran y serás tú quién acabé desgarrado. -


-Aún siendo así, estaría mal. -Diría yo apretando un puño sobre mi pecho, observando como el suelo se llenaba de formas brillantes que me recordaban a la luna en sus variadas fases.


-¿Por qué? Antiguamente ya existía el amor entre varones y ¿sabes lo que se creía acerca del movimiento de los astros? Los antiguos adjudicaban ese acercamiento al deseo que tenía cada astro de estar junto a otros astros. -Me expondría, dejando bien claro sus conocimientos en contraposición a la imagen de chiflado que siempre ofreció. -Yo sé dónde encontrar a tu ángel guardían pero si de verdad lo quieres recuperar, tendrás que abandonar a Marion y amarlo a él. -Me propondría finalmente mi padre o el ser que había adoptado su imagen.


-¡Pero eso destrozaría a Marion! -Bramaría yo que probablemente si no la amaba tán profundamente, la amaba de otra manera y no deseaba hacerla sufrir y recordando las palabras de Espejo añadiría, poniendome en mi lugar como creador y consecuente amo suyo. -¡Además, si eres una carta que goza del uso de mi poder porque tendría que ser yo quién te obedeciese! -


Encogiendose de hombros, respondería:

-Porque en el fondo sabes que tengo razón pero como tú digas, Amo Clow. -


En su voz pudé apreciar un deje de malicia pero no me importó, no iba a permitir que esa criatura continuase jugando conmigo o con mis sentimientos. Yo a mis cartas les dejaba hacer muchas cosas e incluso para afianzar nuestra unión compartía recelos con ellas pero eso ya había pasado de castaño oscuro, había traspasado la linea. Concentrandome y sosteniendo el bacúlo que brillaría intensamente entre mis dedos, procedería a obligar a esa carta a tomar su forma menos peligrosa.


"Criatura nacida de la magia,

como tú único amo, te ordeno

que regreses a tu forma habitual"


No fue fácil imponerle mi voluntad pero al volver a abrir los ojos, en mi mano se encontraría una de mis cartas recien creadas. Sueño. Me quedé sin habla. Kerberus, que no se había apartado de mí en todo el tiempo que la carta había estado activa, frotaba su cabeza contra mi. Sin decir palabra, guardaría la carta que cayó sobre la carta Resplandor y me desplazaría hacía el salón. Llevandome una mano al pecho, suspiraría aliviado al ver a Yue sentado en el suelo con las manos apoyadas sobre su hermoso rostro de finos rasgos y claros ojos que no parecía mirar hacía ningún punto en especial. En el largo y cómodo sófa, Symond reposaba con una enigmatica sonrisa en su rostro. El sueño había sido anulado pero mordiendome el labio inferior con el superior, la sensación de inseguridad se quedaría unos momentos más conmigo.