viernes, diciembre 05, 2008

Una entrevista imaginaria a Eugenio Montejo

Un poeta a larga distancia

“Podemos construir un país completo escribiendo con piedras”

Eugenio Montejo expresa, difícilmente lo que parecerían ser en sus últimas líneas, la preocupación de los poetas y jóvenes escritores venezolanos

Dado el separatismo político en Venezuela, otros aspectos de la sociedad y cultura se ven afectados por esta división ideológica. El campo de la literatura y las artes no se escapa de esta escisión.
El poeta y ensayista venezolano, fundador de la revista Azar Rey y co-fundador de la Revista Poesía de la Universidad de Carabobo, investigador en el Centro de Estudios Latinoamericanos "Romulo Gallegos", Eugenio Montejo, expresó que en Venezuela se vive una “censura velada” a los medios de comunicación y una “situación poco favorable para los intelectuales”. Denunció que el presidente Chávez impulsa la “literatura propagandística” y que “ha retirado su apoyo a todas las editoriales que no comulgan” con sus ideas.
Tras una búsqueda exhaustiva, este poeta caraqueño expresa su visión presente y a futuro de la poesía y literatura venezolana, así como su perspectiva extrínseca del país. A través de una llamada telefónica el poeta expresa pensamientos que aún no han muerto. Mediante el auricular se podía escuchar su voz aclarándose y el crujido de sus bigotes siendo peinados por sus dedos.

—¿Le sorprende que lo llame a su nueva residencia?
—Como podrás imaginar no mucha gente me llama acá. Ellos saben que me fui, pero no saben para dónde. Sin embargo recibo muchas cartas, las leo con mucha atención y cuidado; pero no sé cómo contestarlas. Cuando supe que querías hablar conmigo tuve que notificar con mucha anticipación y hacer una larga fila de espera para aguardar a que me llamaran.
Todos los que esperaban conmigo se emocionaban cuando escuchaban la campanilla del teléfono; pero yo no, en realidad no tenía prisa. Cuando llegó tu llamada sí fue una sorpresa para mí porque no la esperaba.

—¿Recuerda como llegó allá?
—No. Sólo recuerdo la sensación de haber despertado de un largo sueño del cual no recuerdas nada. Cuando desperté, vi a lo lejos a un montón de gente que me miraba con caras extrañadas. Pensé que me rodeaban, pero en realidad era yo quien los había interrumpido.

—¿Está informado de la situación de Venezuela?
—Es una pregunta amplia. Pero desde que me fui he tratado de estar lo más informado posible. No ha cambiado mucho desde mi partida, aunque ha pasado poco tiempo, esperaba que hubiesen cambios más radicales. Aunque se han vivido meses de paz, aún falta mucho camino por recorrer. Yo ya no puedo hacer nada; pero espero que lo que hice haya servido del algo.

—¿Qué podemos hacer para cambiar?
—Yo te puedo hablar como poeta, porque nunca ejercí mi carrera. Para que la literatura deje de existir en función del clientelismo del Estado que ha retirado su apoyo a todas las editoriales que no comulgan con una ideología vacía, hay que escribir desde el alma. No hay otra forma de escribir poesía mas que con el corazón.
A pesar de las dificultades que enfrentan actualmente los poetas y su constante lucha para ser publicados, en especial con esta contracorriente política, hay que seguir escribiendo por la pasión de escribir. Hay que enamorarse de los versos y engendrar más versos.
Esta situación es difícil para los intelectuales, porque nosotros no respondemos a intereses políticos, sólo respondemos al arte.

—¿Hay suficientes piedras para escribir donde se encuentra?
—No sé lo que signifique “suficientes”; a veces después de caminar mucho te consigues un par de guijarros pequeños que caben en el bolsillo. Siempre me encuentro con piedrecillas negras de igual tamaño e igual forma que a veces me pregunto si no serán las mismas. Pero es inútil escribir con ellas, no las puedes guardar porque se escapan; en el momento en que formas alguna palabra no puedes dejarlas desatendidas, en el momento en que les quitas la vista de encima ya se han movido. Necesito piedras grandes, tan pesadas que no se puedan mover.
En Venezuela se puede escribir con piedras, sólo que los poetas no lo saben. Se pueden construir palabras tan pesadas que un gobierno no las pueda mover, tan magnificas que no se puedan destruir, tan metidas en la tierra que no se puedan arrancar.

—¿Ahora con qué escribe?
—Lamentablemente estoy cansado de las palabras y los lápices. A pesar de esto traté de escribir algunos versos, pero aquí nada permanece, todo se escapa hacia el cielo blanco, al menos creo que eso es el cielo. Y traté de construir puentes, muros, pero todo se esfumaba. Ya no puedo escribir más.
Pero quiero recordarte que en Venezuela es posible construir un país completo escribiendo con palabras de roca que lleven tatuada la música secreta de los sentimientos. Como decía Agustín Basave, “la filosofía y la poesía cumplen una función humana igualmente liberadora: la sospecha de que el universo no se limita a ser lo que es”, siempre hay que evitar las imposiciones.
A veces pienso que estoy siendo obligado a escribir sobre lo que nunca escribí. Siempre me acusaron de nunca escribir sobre el amor; pero sí lo hice, sólo que no lo publiqué. Después de muchos años al encontrar mis manuscritos y releerlos, tuve que destruirlos, no respondían a la época a la que pertenecía.

—¿Qué piensa ahora de la terredad?
—Ahora la veo con nostalgia; pero viví lo que viví y no creo arrepentirme de nada, al menos nada grave. Siempre temí no haber vivido lo suficiente, estar en contra de mi reloj biológico, creía que no me iba a dar tiempo de nada. Ahora que puedo ver mi vida completa, me doy cuenta de que hice lo mejor con mi terredad, que fue escribir.
Creo que la terredad de los jóvenes escritores se encuentra en luchar. Ahora la poesía y la literatura se ha convertido en una gran lucha, un arma para hacer cambios.

—¿Se considera un poeta a larga distancia?
—No, lo que escribí se quedará así para siempre, no puedo construir nuevas palabras para ustedes. Siempre seré fiel a la noche de los versos y al fuego de todas sus estrellas. Pero cuando las miro desde aquí comprendo que no podría irme, no sé habitar otro paisaje; olvidé vivir cuando pisé esta tierra. Ni con la muerte dejaría que mis cenizas salgan de sus campos; ni yo profanara tus aposentos con mi espectro.
Yo pasé indirectamente mi legado hacia los jóvenes de corazón que tengan el tiempo que yo no dispongo para seguir escribiendo poesía.
Por otro lado, si lees mis ensayos y poemas, me estás leyendo a mí. Desde ese punto de vista creo ser un poeta a larga distancia. Estoy en esas palabras pero me encuentro muy lejos. Además, ese término tiene implícito la posibilidad de un viaje y un encuentro. Todos nos conoceremos tarde o temprano.

—¿Regresará?
—No lo sé, pero no tengo muchas esperanzas. Desde que entré aquí no he podido ir a otro lugar; no me lo permiten. En esta planicie sólo puedo caminar, pensar y tener conversaciones inútiles con los otros poetas y filósofos que me acompañan. Aunque siempre preferiré donde vives ya que la tierra es el único planeta que prefiere los hombres a los ángeles.
Más que el silencio de la tumbatemo la hora de resurrección:demasiado terriblees despertar mañana en otra parte.

martes, diciembre 02, 2008

Sueño Nº1

Parada en medio de una calle abandonada, estaba yo, mirando las vías pavimentadas desgastadas. Una bruma espesa y extrañamente blanca caía sobre la ciudad, no importa cuánto me esforzara en mirar hacia el cielo, no había rastros del techo azul, tampoco aves explorando las nubes; ni siquiera podía ver la cima de los edificios.

Miré a mi alrededor en busca de algún movimiento vivo; una brisa gélida era mi única acompañante. Los grandes avisos y pantallas dejaban una imagen de luz y color en las penumbras de la media noche; ahora estaban apagados en un sueño, al parecer, sin un fin próximo. Debía estar en una calle como Wall Street o Brodway, a lo lejos se podía escuchar el eco de las calles, las pisadas de sus transeúntes, sus fiestas, sus táxis frenéticos, los murmullos imcomprensibles de una muchedumbre anónima.

Una luz gris asoma los vestigios de la historia de estas calles muertas. Escuchaba truenos a lo lejos, al escuchar el estruendo hueco me di cuenta repentinamente que estaba perdida. Me sentía como una Dorothy menos favorecida, por un momento pensé en hacer sonar mis tacones como palmadas mágicas; pero estaba descalza.
Caminé en busca de alguna señal de compañía; pero los cines estaban vacíosmientras mostraban la misma película en blanco y negro para una audiencia inexistente; no pude reconocer las imágenes que se mostraban en las pantallas; las tiendas estaban surtidas para una población que nunca vestiría sus ropas ni comería la comida de esos estantes.

Y, de repente, la brisa fría se detuvo, se escucharon cujidos secos a lo lejos. El aíre estaba húmedo, miré hacia arriba esperando una llovizna. Un soplo caliente calló como un manto otoñal desde arriba... lentamente fueron callendo hojas secas. De todos tamaños y formas, hojas naranjas, amarillas, marrones y grises caían en una calmada espiral hacia el pavimento negro. Parecía que, en una extraña perturbación de la naturaleza, hubiesen crecido árboles sobre las nubes y ya era tiempo de cambiar de estación con una mudanza de follaje.

Inmutables permanecían las hojas sobre su lecho oscuro, brillaban vividamente a pesar de la luz lúgubre. Tomé una de las hojas del piso y vi que en su superficie se encontraban escritas letras... palabras... oraciones. Parecía que las hojas hubiesen sido usadas como suplemento de escritores celestiales quienes las usaron en sus máquinas de escribir flotantes...

"Pero por qué caen estos manuscritos llenos de tinta. Por qué no llegaron a pertenecer al tomo de algún libro", me preguntaba con infantil calma... temerosa calma.

No podía entender lo que se encontraba escrito en las hojas, recogí un par de más y todas parecían estar escritas en algún idioma extraño, uno que nunca había visto antes. Traté de unirlas en algún orden pero no les veía sentido.
Tan inexplicable fue su llegada como su pronta partida. La brisa gélida llegó de nuevo sorpresivamente y barrió hacia la oscuridad todas esas hojas caídas. Su crujido seco fue su despedida.

Finalmente, de la nada pude ver unas escaleras al otro lado de la calle. Era la entrada a un subterráneo. Podía ver el inicio de las escaleras que se precipitaban hacia una oscuridad absoluta. De repente, vi una luz inestable alejándose hacia las sombras.
Con un rostro calmado y de curiosidad ridícula, bajé las escaleras.

lunes, noviembre 17, 2008

El bosque de cristal

Oh, pobre de la doncella casi inconsciente tendida sobre tal vil velo. Las faldas congeladas del invierno la yerguen sobre las raíces muertas, y el bosque le da sombra bajo la luz de la luna detrás de las ramas carcelarias. La infortunada damisela que tiñe de rojo las sábanas escarchadas de nieve, ve poco a poco caer los copos frágiles flotando desde el cielo nocturno. Casi se pierde en la lejanía entre los vastos árboles muertos de la cuarta estación, la virgen doncella, que no pierde la esperanza mientras cubre con sus manos la herida letal en su vientre sagrado.

Los cuervos velan su etérea presencia desde las oscuras alturas, fingen condescendencia pero esperan el festín de sangre. Qué desdichada doncella vestida de blanco, cada vez se torna más pálida, ¿por qué quiere fundirse en el hielo? Sus ojos se cierran, su cabeza tantea, su aliento desaparece.

Los aullidos agudos de bestias hambrientas resuenan desde el horizonte. La mirada perdida de la doncella no encuentra el cazador inclemente que la está asechando. Las grandes pupilas entre el océano de sus ojos se opacan de tanto esperar.

Siento tristeza por la joven doncella que aguarda desesperanzada el rescate heroico de su príncipe. El consorte enamorado que la busca sin tregua desde el amanecer; ojalá que el príncipe no crea que su pretendiente moribunda haya escapado para no volver jamás. ¡Cómo espero que el caballero la ame de verdad y no se rinda en su búsqueda!
Pobre damisela que no tiene fuerzas para pedir ayuda, su garganta se ha congelado de tanto tragar lágrimas; su cuerpo no podría sobrellevar un grito de auxilio. Su rostro juvenil muestra terror y sobresalto, sabe que morirá pronto; aún así busca aliento entre las doradas estrellas del cielo carbón. Con sus grandes ojos mantiene la vista hacia las luces parpadeantes, les pide deseos y pistas sobre el futuro, le cuenta sus sueños y querencias. Las estrellas son sus únicas compañeras esta noche, son especiales acompañantes en su último lecho, son las únicas que verán su luz apagarse.
Pero… qué son esas centellas que veo moverse entre las hojas transparentes de invierno, qué son esas dos esferas encendidas de rabia que destellan alrededor de la débil doncella tendida sobre el hielo.
Una figura se dibuja lentamente en cuanto sale de la oscuridad del bosque. Una doncella malvada se acerca tranquilamente entre copos invisibles hasta el borde de las manchas en la nieve y mira inclemente hacía la indefensa herida. Ahora que puedo ver mejor sus rostros bajo la luz plateada ambas doncellas muestran una semejanza familiar.

En agonía la pálida damisela extiende su mano ensangrentada en espera de alguna muestra de humanidad; pero sólo recibe una mirada inclemente y una expresión de desprecio. La oscura joven se inclina sobre la agonizante doncella pálida, y mientras ve rodar frías gotas por sus mejillas saca una brillante daga de su corpiño y agrava la lesión con una puñalada mortífera.

Entre una ahogado grito de sufrimiento la princesa tendida sobre la nieve mira por última vez las estrellas, se despide en su pensamiento de su amor prometido y sus ojos quedan empalidecidos como la nieve que la rodea.

Quisiera decir que parecía dormida entre el bosque de hojas traslúcidas y que fue arrullada por los copos cristalinos que caían sobre su perfil; pero sus facciones cadavéricas quedaron talladas en un grito silencioso y sus ojos sorprendidos verán al cielo para siempre.

La joven siniestra se aleja entre las sombras invernales mientras se escuchan galopantes los corceles de la corte real.

Fotografía: Justin Cooper

miércoles, octubre 22, 2008

Bitácora

En una galaxia lejana con una atmósfera casi habitable, dos especimenes, aparentemente de la misma especie, practican un ritual de comunicación extrasensorial mientras consumen un brebaje humeante. La criatura de menor tamaño y más frágil divisa gotas de líquido transparente adheridas a una superficie traslúcida que los cobija del incierto clima. El ecosistema peculiar que frecuentan rompe la armonía del ambiente desolado que los rodea ya que posee una advertencia luminosa en su planta superior que deletrea “Cafetería”. Una traducción preliminar del extraño lenguaje ha concluido en la siguiente transcripción.

- ¿De dónde viene las estrellas, Mariano?
- Las de Hollywood, de la cirugía plástica; y las del cielo, no sé… no me gusta especular hasta donde no llega mi pensamiento.
- ¿Es muy complicado?
- No, es muy lejos.
- ¿Y si se llegara a caer una? Estaría lo suficientemente cerca para especular.
- Tómate el café que se te va a enfriar. Y no hay nada peor que un café helado.
- ¿Por qué no?
- Porque son como las oportunidades que no aprovechaste. Te lo tienes que tomar caliente… recalentado, ya no es lo mismo.
- Mariano, yo soy una estrella caída. Como soy del espacio y no de esta tierra a mí me gusta el café frío.
- Está lloviendo a cántaros, “Estrellita”, tómatelo rápido o te puedes enfermar.
- Como me gusta cuando me cuidas. Te quiero.
- Cállate ya.

El espécimen más pequeño estira horizontalmente los labios de su cavidad para la alimentación dejando mostrar sus dientes. El espécimen de mayor tamaño toma un sorbo del infusión parda y luego se enreda, entre una de sus extremidades superiores, extensiones de células anímicas nacientes del cuero cabelludo del otro miembro de su especie. El pequeño, se aproxima a su par y lo rodea con ambas extremidades superiores; el otro responde apoyando su encéfalo sobre el cráneo del pequeño.

Extraño comportamiento.

domingo, octubre 19, 2008

The Raven

Imagina el placer oscuro:
La figura de tus sueños en negro con ojos de fuego.
Imagina la más grande de las pasiones carnales cubierta de seda
y plumas de diosa.
Vuela ángel negro, ángel de música y deseo.
Representa al amor,
el más puro que prevalece aún después de la muerte,
la venganza.

Tus alas libres con plumas como dagas
bañadas en sangre cortan mi corazón.
Tu toque atormenta como un rayo
y a la vez calma como la eterna muerte.
Animal rastrero y supremo
Te alimentas de las penas más duras,
de insectos despreciables como yo.
Aflijes por ser por ser la figura de los más horribles miedos.

Diosa de la noche que vuelas entre los muertos y seduces a las almas,
sálvame de aquel mausoleo de lágrimas.
Acójeme con tu amor, doliente asunción.
Perversa dueña de mi voluntad, márcame con tu rabia de lujuria
y roe con tu pico mi espíritu que aclama por ti.

Llévame en tus alas hasta tu lecho prohibido.
Dibúja en mi ser tu infinta figura de cuervo.
Déjame soñar con tu presencia y añorar por tu cuerpo,
porque el dolor que me causas me place.
Quiero ser la luz de tu noche por siempre...
ser el viento que besa tus plumas.
Y morir entre tus alas deseando tuis labios una vez más
como nunca lo fué.

Fotografía:Patrizio di Renzo

jueves, octubre 16, 2008

Otro reflejo: Me he convertido en el temor

Ven, siéntate y ponte cómodo. Apagaré las luces. ¿Asustado? Yo soy el miedo.

El terror habla.

Mientras canto sangra mi vestigio humano y... la ley canta su temible sentencia: acabaremos como alimento de las rosas. Quien llore de tristeza sobre las espinas acallará con ternura nuestro sollozo permanente.
-Con ternura, regálame tus lágrimas- Respondo.

Y... la verdad expresa en su más barroca melodía que me ha olvidado. En cólera me acusa y me hace sentir culpable. Como si sus manos no estuvieran manchadas de sangre.
-Me ha abandonado.


Y... el recuerdo viene y se desvanece, me engaña con esperanzas y alegrías parpadeantes, ¿tan pronto desaparece.
-La sonrisa medio dibujada apuñala de dolor el otro lado coherente de mis labios.

Y... la mentira danza con fulgor demoníaco alrededor de mi corazón encadenado. ¡Denle rienda libre a mis latidos! Porque ya no soporto contener los sentimientos.
-Quiero llorar.
Y... la ilusión se somete a la abatida del silencio celestial; el infernal le susurra: Te deseo. Los sueños en su celda oscura suplican: Haz correr nuestra sangre para siempre.
-No necesito cerrar los ojos para soñar.

Y... la piel llama en desesperante agonía la ternura no concebida. Se lastima en confusión de locura deseante. La caricia inexistente desgarra la esperanza táctil.
-No hay labios para mis labios- Pienso.

Y... el aliento se ondea en despedida etérea en el horizonte perdido. Se esfuma... se apaga...
-Adiós.

Y... yo duermo. Sin vivir completamente camino en la tierra conquistada por la desolación. Esperando pasar el portal maldito hacia la felicidad.
-No tengo la llave- Susurro mientras crezco.
Fotografía: Ellen Von Unwerth

miércoles, octubre 15, 2008

The sleep

Existe un sueño sin ninguna palabra.

Te he soñado toda mi vida creyendo que es imposible tu existencia;
pero cada noche puedo oler tu esencia.
Cada vez que te escurres en mi habitación
puedo sentir tu piel suave y tersa.
Cuando te deslizas sobre mi cama,
debajo de mis sábanas,
siento el frío de tu presencia.

Cuando el viento nocturno me adormece,
veo tu cara en brillo de la luna.
Señalan tu cuerpo las estrellas tan pálidas como tu piel
refractante de luz,
blanca, fría, adictiva.
Vienes como enviada de la muerte,
como un ángel que ahoga su presencia mis fantasías.

Perturbas mi imaginación:
sólo deseo tenerte a mi lado
mientras me robas la conciencia
y me llevas a otro mundo.
Te suplico toques mi pecho con tu mano ligera,
con tus dedos largos y elegantes que alcanzan mi voluntad,
con tus uñas negras que hipnotizan.

Acaríciame por completo hasta arrastrarme sin fuerzas a tu regazo
donde descansarían mis desgracias
y desaparecerían mis problemas mientras me abrazas.

No puedo dejarme llevar por ti sin que me mires.
No sin antes que tus ojos plata
vean mis sueños y mis penas.

Mi mente es tu esclava.
Soy tu vasallo nocturno
Y tu eres mi ama de paz y soledad,
la única que me domina en la oscuridad,
la única que calma y fortalece mis sentidos mientras sueño.
Suplico que me pertenezcas cada noche,
que me asfixies con la inconciencia.

¡Ama de los sueños nunca me abandones!
Cierra mis ojos
porque lo que más anhelo es estar contigo.

Fotografía: Greg Lotus

martes, octubre 14, 2008

Cuándo

Te sientas en soledad y escapas. Piensas y divagas, pero las ideas escapan. Se deslizan por el horizonte de las ocurrencias moribundas, hacen un crepúsculo a lo lejos y luego, ¡plop!, se esfuman. Te dices que has pasado mucho tiempo en la oscuridad; pero algo ya se te ocurrirá... pronto… más te vale. Pasan los minutos como si vieras correr un reloj de arena. Así sientes que un segundo fuera infinito. Se despliegan galerías de fábulas, cuentos, relatos, ensayos. No sabes qué contar, si quieres enseñar, entretener o hacer pensar.

Y una ola de pequeñísimos escalofríos te recorre todo el cuerpo. Un vacío conquista tu estómago y no haces más que caer en desespero. Caminas de un lado a otro, te entierras las uñas en tu cerebro, te exprimes la sangre del corazón; pero tu mano sigue sin reaccionar. Recuerdas todos los textos leídos, todos los amados y los odiados. Se te ocurren todas las historias ya contadas, las frases ya escritas, los versos ya cantados, las ideas hartas de ser explotadas. Presionas tu cabeza una y otra vez contra el papel para ver si alguna idea sale en fuga.

Te entierras la pluma en tu mano inerte esperando una inspiración furtiva. ¡Auch! El dolor ya no te hace regurgitar palabras barrocas, la tristeza se ha desvanecido, estás libre y sin neblina en tu cabeza. La melancolía es tenue, casi invisible, ya no te susurra párrafos sangrientos. ¿A dónde se fue tu insomnio? ¿Cómo puedes escribir con el corazón vacío?

Te rindes y desplomas sobre la frialdad desconocida de un colchón. ¿Qué me pasa?, te preguntas. No eres el mismo y no sabes por qué. Ya las líneas no se escurren de tus tinteros intelectuales. No se te ocurre una oración decente. Ya no te enamoras de tus poemas.

Inmortalizas frases simples de fórmula, sin trascendencia. No sólo no sabes sobre qué escribir sino que tampoco sabes cómo. Tu desesperación se exacerba y pasa a decepción. Te sientas en tu viejo escritorio con la mente en blanco. Sientes lástima por ti mismo. ¿En qué momento te perdiste?

Demonios… estoy hablando de mí en segunda persona otra vez.

Fotografía: Candace Meyer

jueves, octubre 09, 2008

Trent Reznor is the man

Saludos... perdón por llevar unos días sin postear; es que con el comienzo de clases y algunos eventos especiales, no he tenido mucho tiempo disponible. Ahora pretendo describir un poco sobre mi experiencia de NIN en Venezuela. Ayer fue el concierto y bueh... algo TENGO que escribir.
¿Tempranito?
El martes a las nueve de la noche mi hermano entra a mi cuarto y me pregunta: ¿Cómo vamos a hacer? Le digo que nuestro amigo Darío no podría ir a hacer la cola en el Poliedro de Caracas desde temprano porque tenía una reunión importante, y que nos tocaría ir a nosotros.
Planeamos levantarnos a las 7 de la mañana para salir a las 8 rumbo al Poliedro. Créanme, es necesario ir temprano a hacer las colas si es que no quieres quedar a un kilómetro de distancia de la tarima.
En la mañana del miércoles me desperté a las 8 de la mañana... mi hermano estaba roncando como un tractor con una piedra atravesasa en el tubo de escape. Así que decidí levantarlo un poco más tarde.
A las 9:30 nos estábamos arreglando para salir cuando me entró un ataque de asiedad. ¿Y si había alguna novedad y yo nunca me había enterado? Corrí a la computadora y entré al blogspot de NIN Venezuela, busqué algunos artículos viejos, y para mi alivio, no había nada nuevo. El administrador de blog, aparentemente del estado Zulia, había posteado por últimavez que ya había salido para Caracas. ¡Ah, bueno! Sí me enteré de algo "nuevo": Vinilo Versus serían los tenoleros de NIN... ni idea pues; nunca los había escuchado y menos visto. Me metí en el siempre confiable Youtube y encontré un ensayo de su canción "Directo al grano"... fue cualquier vaina.
El recorrido por el Metro de Caracas fue bastante calmado, no estábamos viajando en hora pico y no resultó nada inusual en el viaje. Claro... las miradas de los demás usuarios que piensan que los vas a asaltar o algo así; pero eso es usual. El trayecto resultó bastante largo, prácticamente recorrimos las tres líneas del Metro para llegar a la estación Terminal "La Rinconada", cuyo trayecto comprende unos 20 minutos de túneles más túneles.
Al salir a la luz del sol caminamos hacia el Poliedro y nos dispusimos a hacer la cola... afortunadamente no había casi gente. Cuando llegaos habría unas veinte personas delante de nosotros.

Guardar puesto
Llegamos al Poliedro como a las 11 de la mañana. Mi hermano y yo nos pusimos a hacer la cola en la parte de entrada general. No había mucha gente delante de nosotros, compramos algunas chucherías para pasar el rato y prevenir algún ataque de hambre. Yo había desayunado; pero mi hermano, no. El tiempo pasaba lentísimo y esa sensación se hace más fuerte cuando alguien en la cola va haciendo la cuenta regresiva hasta entrar al concierto. Siempre hay de esos anormales. Yo sé que están emocionados, pero no es necesario que veas cada cinco minutos tu relog y que te la pases todo el infernal día diciendo "Faltan cuatro horas", faltan tres horas y media", etc, etc. El imbécil me estaba afectado ya psicológicamente.
Por un momento nos pusimos a escuchar unas anecdotas de otros conciertos de los chicos que estban delante de nosotros. Pero no hallábamos qué hacer, por turnos mi hermano se acostó en la grama a dormir mientras yo cuidaba el puesto de la cola, y una hora después me tocó echarme a mí. Mientras pasaba el día mucha gente llegaba y se colocaba con sus amigos que ya estaban haciendo la cola. Lo que coloquialmente se llama "colearse".
Es costumbre en la cultura abusadora de mi país que si tu te cnsigues a algún amigo en la fila del banco, la del cine, en el metrobús, pues cordialmente le ofrezcas la cola o que él te la pida a ti. Cosas de confianza. Pero otra cosa totalmente diferente es enchufarte descaradamente con una persona que está de primera y que has visto como por dos veces en tu vida. ¡Comenzaron tres guevones delante de nosotros y ya para las 5 de la tarde erán más de veinte! Eso es un abuso.
Me volteé y le dije a mi hermano, "Yo no sé cómo piensas arreglarse ellos, pero yo no pienso moverme de quí para que entren en la cola". Y si me tenía que agarrar a gritos con alguien, lo haría. Porque después todo soy más grande que todos esos perdedores (porque de verdad era un conjunto de gente MUY rara) y a ese tipo de personas les gritas y se ponen a llorar. Cosa que nunca sucedió ya que no quería molestarme: en pocas horas vería a Trent Reznor.

El pánico
Mi hermano es una persona poco impresionable y siempre está aburrido. Además él me acompañó al concierto a pesar de que no le gusta NIN. Toda la cola para el concierto, el 80% de las palabras de mi hermano fueron "A estas alturas" y "Estoy aburrido". A cualquier cosa que le decías, él te contestaba "A estas alturas", un ejemplo: Si un buhonero me ofrecía una gora de NIN y yo le contestaba que no la quería, mi hermano contestaba "Bueno Andi, a estas alturas no te vas a poner exigente". Cualquier cosa... totalmente sin sentido.
Su otra frase célebre, "estoy aburrido", no me llegó a colmar la paciencia pero sí a molestarme levemente. Mi hermano siempre es así. Todo el tiempo está aburrido. Y si le preguntas cuándo no está aburrido, te responderá que cuando duerme. Además, no hace nada para salir de su aburrimiento, yo le decía que fuera a dar una vuelta, que fuera a hablar con unos conocidos que encontró en la cola, que hablaramos de algo; pero no, él decía algo con "A estas alturas" y luego seguía diciendo que estaba aburrido.
Todo el camino del metro, el cual duró alrededor de dos horas, mi hermano estuvo escuchando música en su iPod. Mala decisión. En Venezuela ya deberíamos tener conciencia ahorrista porque siempre todo escasea. Y como mi hermano estudia Administración, debió saber administrar los recursos con los que contaba. El pico crítico de la situación ocurrió cuando a mi hermano se le acabó la pila del iPod. Ya no tenía nada que lo distrajera. Pobre de mi.
No me tocó más que seguir escuchando sus quejas. Yo no lo obligué a ir, a él sólo le dieron la entrada.No me aburrí porque no es mi costumbre, siempr etengo algo en qué pensar o hacer y además tengo la noción de lo que es esperar.

El malpegue
A las 6 de la tarde entramos al Poliedro, justo como Evempro había anticipado. La entrada fue bastante ordenada y rápida; además los empleados siempre fueron muy amables. A pesar de que cicuenta personas más de las previstas entraron antes que yo, pudimos encontrar unos puestos bastante céntricos. Fue muy de pinga sentarnos ahí.
Me compré ungranjero de pollo para cenar y esperé por mi amigo Darío y Ody a quienes les guardé unos puestos ya que ellos estaban muy atrás en la cola.
A las 8 en punto comenzaron los tenoleros. Nunca había escuchado a Vinilo Versus y tampoco me gustaron, supuestamente ganaron el Festival Nuevas Bandas y representaban la actualidad en la movida del rock Venezolana. Espero que Trent Reznor se haya comido una arepa rellena de aguacate y caraotas y que en ese momento estuviera en el baño para que no escuchara esa tragedia.
Vinilo Versus no es malo en su género alternativo; pero me daba mucha pena ajena que esos gringos pensaran que eso era lo más hardcore en Venezuela.
A las 9 en punto comenzó a tocar NIN, el espectáculo de luces fue extraordinario. Es un Show de altísima calidad hasta para quien no le guste mucho la música industrial. Mi hermano disfrutó mucho del concierto aunque no le gustara NIN. Trent Reznor de verdad que pone todo de si en sus presentaciones y eso se vio expresamente.
Pero maldita sea los piedreros del demonio. Delante de nosotros se sentaron dos carajos que, en cuanto se apagaron las luces del Poliedro, no dejaban de fumar y fumar porros. Maldita sea. Ya era suficiente el humo de los cigarrillos, y ellos quisieron coronar con monte. Llegó un momento en el que me picaba tanto la nariz que ya no podía respirar. Mi amiga Ody montó su pierna en las mías con la intención de darle una patada en la cabeza a la drogadicta de mierda. Y cuando lo hizo, la chama tardó unos 5 segundos en reaccionar y voltear. Me vió con el pañuelo amarrado alrededor de la boca y ni le importó que yo me muriera. Su cerebro ya estaba quemado, como paja seca. La chama no se podía ni parar sola... el resto del concierto no hizo más que botar baba sentada de lo boba que estaba. Qué puedo decir. No entiendo a esa gente; pagan alrededor de 100 dólares para ir a ver a una banda de calidad y al final no disfrutan nada porque estaban demasiado pegados como para recordar.
Yo no digo que no lo hagan. Cada quien hace de su culo un tambor. Pero piensen en los demás. Acaso les cuesta salir un momento, fumarse lo que se tengan que fumar, inhalar lo que se tengan que inhalar y luego volver a entrar; porque al final de cuentas si lo haces no te importa un comino el show; y así todos somos felices. Pero no... odio a los piedreros, de pana.

Alucinógeno visual
En cuento al concierto en sí, lo único que tendría que criticar es que fue un poco en línea recta. Me explico: comenzó con tanto poder, suiguió con la misma fuerza y terminó igual de fuerte. No hubo muchos matices exceptuando el momento en el que tocaron "Hurt". A pesar de eso, mi humilde opinión, no quita decir que esa presentación fue más que excelente. Valió la pena cada centavo y toda la espera.
El espectáculo de luces creo que es algo visto por primera vez en Venezuela. No se acostumbra a hacer conciertos de esa calidad visual. De verdad Trent Reznor en un artista. En un momento entendí que debía sentarme y VER... si seguía saltando y menando la cabeza no iba a disfrutar del concierto. En otros momentos sí me embargué por el poder de la música y salté hasta marearme como cuando tocaron "The hand that feeds". Además la calidad del sonido es una de las mejores que he presenciado; mejor dicho, LA MEJOR. NIN se lució en Caracas el día de ayer. La voz de Reznor fue clase a parte, espectacular, el hombre canta igualito que en sus CD. así que no es nada creado en estudio.
El concierto terminó puntualmente a las 11 de la noche. Me sorprendió que no pidieran una más del grupo. Pero la verdad es que yo estaba agotada.

Salimos del Poliedro tan ordenadamente como entramos. estoy muy orgullosa de la gente que fue. Ya que siempre nos caracterizamos por poner la torta; ayer no pasó nada de lo que nos tengamos que avergonzar. Creo que fue gracias a Evempro por no permitir ne la medida d elos posible la venta de bebidas alcohólicas.
Llegué a mi casa como a las 12. Me costó quedarme dormida, aunque estaba cansada me sentía hiperactiva. En la mañana de hoy si no es por Luna, quien me manda un mensajito de texto preguntáqndome el salón de Diseño, seguiría durmiendo hasta ahora.


Particularidades
* Pues nada. Me queda agradecer a un pana que me regaló unas calcomanías mientras estaba en la cola. A mi querida amiga que me llevó comida.
* Aunque estaba nublado, después de unas 6 o 7 horas de exposición a las luz del día tengo un color normal, mis pómulos están rosados. Nada que el maquillaje no pueda arreglar.
* Las franelas de NIN, que al comienzo estaban en apróximadamente en unos 20 dólares., al salir del concierto logré comprar dos por más o menos 4 dólares cada una. Me hubiese gustado quedarme a elegir entre los buhoneros pero ya me estaban esperando.
* Hubiese sido triplemente feliz si hubiese tocado "Everyday is exactly the same" y "The perfect drug".
* Cuando tocaron "The hand that feeds", si es que la hierba que los infelices que estaban frente de mi fumaban no me drogó parcialmente, colocaron una foto gigantesca de Bush la cual poco a poco se fue conviertiendo en Macain. Luego Treznor dijo, entre lo poquísimo que habló, que como podíamos ver, su país estaba pasando por un momento muy jodido y que si Macain ganaba las elecciones, necesitaría el mueble de alguien en al cual dormir.
Como yo y otros miles e personas hubiésemos pensado... si tu estás jodido de verdad no sé qué es lo que estamos nosotros con el gorila de pseudopresidente que tenemos.
* Perdóneme que o tenga fotos pero no me quise arriesgar a que no me la dejaran pasar.

viernes, octubre 03, 2008

Movimiento estudiantil dijo “Ya basta, pana”

Con un gran cartel protestaron

Movimiento estudiantil dijo “Ya basta, pana”

David Smolansky: No descansaremos hasta que en Venezuela halla paz para todos; sin importar el tinte político

El representante estudiantil ante el Consejo Universitario de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y dirigente juvenil, David Smolansky, se pronunció en nombre del movimiento estudiantil, el pasado jueves 02 de octubre, en repudio a la violencia e inseguridad en el país. Smolansky, junto a varios dirigentes de otras universidades como la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Santa María y la Universidad Metropolitana, leyeron un comunicado en el aula Magna de la UCAB pasadas las horas del mediodía.

El documento estudiantil versó como un compromiso del movimiento para defender la paz y la justicia como principales valores para el país. Los estudiantes declararon que el comunicado surgió como consecuencia del reciente asesinato del presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) del Zulia, Julio Soto. “¿Hasta cuándo vamos a aguantar, hasta cuándo vamos a vivir en esta situación de inseguridad?”, dijo Smolansky.
Los estudiantes expresaron que pedirán a los candidatos de las próximas elecciones de gobernaciones, sin importar el partido al cual pertenezcan, que se ingresen por el tema de la inseguridad como tópico prioritario en sus campañas. Smolansky indicó que la violencia ataca a cualquier venezolano por igual, sin importar su tinte político. “El movimiento estudiantil no va a caer el polarizaciones por la inseguridad. Nosotros tenemos un compromiso con la sociedad en general”, señaló.

Smolansky explicó que los estudiantes están de luto por la gran cantidad de universitarios que han sufrido las consecuencias del hampa venezolana. No sólo Julio Soto ha figurado como víctima de la violencia; Flavio Tapia de la Universidad del Zulia y Douglas Rojas de la Universidad de los Andes (ULA), han perdido su vida gracias a la inseguridad.

La asamblea terminó con una actividad simbólica organizada por los estudiantes, quienes se trasladaron hasta las puertas de la UCAB con una gran pancarta negra que señalaba unas letras deletreando “Ya basta, pana”. Los universitarios protestaron pacíficamente sosteniendo claveles blancos.

sábado, septiembre 06, 2008

Cándida virgen

Me introduje casi a hurtadillas a ese despacho oscuro, frío, en el que yo mismo me sentía tan incómodo al escribir. Caminé despacio para no hacer ruido en el piso de madera, y busqué despacio entre mis libros, debía corroborar esa cita que me quitaba el sueño. ¿Pero, por qué ahora? ¿Por qué a esas altas horas de la noche? ¿Era realmente mi olvido de esa cita lo que no me dejaba conciliar sueño? Entonces miré por encima de mi hombro mientras ojeaba aquellos polvorientos libros, y la vi. Con sus ojos cerrados, instalada en mi sillón viejo, en el que a mi mismo me había vencido tantas veces la somnolencia después de incansables horas de trabajo. El despacho estaba ennegrecido por la noche, pero la plateada luz de la luna iluminaba su rostro, como si solo quisiera alumbrarla a ella.

Seguí mi falseada búsqueda entre mis libros y entonces, me di cuenta: había entrado para verla, mirarla mientras dormía, tal vez mientras soñaba. Miré de nuevo por encima de mi hombro para deleitar mi desvelo con sus pálidas mejillas y sus labios rojos… casi sangrientos. Me estaba mirando, sus grandes ojos azules se encontraban fijos en mí, y sentí pánico. ¿Qué pensaría de mí que tan desconsideradamente había entrado al despacho para cualquier tarea que bien podía esperar a la mañana, y despertarla?. No dije nada, un viento helado me inmovilizo de los pies a la cabeza de repente. Ella tampoco emitió palabra alguna, hubiese muerto porque dijera algo en ese momento; ni siquiera su rostro dibujó alguna expresión, se encontraba inmaculada, mirándome fijamente. Me sentí como un tonto. Ese momento de vacío, hubiese jurado, duró por siempre, yo estaba mudo.

Repentinamente, con suavidad, se destapó de su cobija y me estiró su inocente mano iluminada de luna. Pensé por un momento, congelado. Quería que me acercara a ella. Me encontré parado como un idiota con un libro en la mano y con una expresión estúpida. Ella sonrió y se dignó a bajar su brazo, creía que la había rechazado. Me obligué a despertar de aquel letargo, arrojé fuertemente el libro al suelo y me abalancé a tomar su mano antes de que la escondiera nuevamente bajo la frazada. Quedé arrodillado frente al sillón con su delicada mano entre las mías, sus manos estaban tan cálidas, tan suaves. Ella me miraba cándidamente con sus ojos profundos, grandes, infantiles. Me tomó por los hombros y me invitó al sillón, con ella. Yo temblaba como una hoja pendiente en un árbol en otoño; y ella lo notó. Me senté a su lado y subí los pies, no pude evitar que se encontraran con los suyos. Tenía las piernas descubiertas; ¡pero, claro!, pensé, si se encontraba durmiendo plácidamente.

Se acurrucó junto a mí, apoyó su cabeza en mi pecho y cerró sus ojos. Yo no sabía qué hacer, una oleada de escalofríos me poseyó. Con los ojos cerrados tomó mis torpes manos y las colocó suavemente a su alrededor, enredó sus piernas entre las mías, y apoyó una mano en mi pecho, cerca de mi cuello. Yo sentía que no podía respirar. Ella suspiró profundamente y se dispuso a dormir nuevamente, ingenua. Una voz dentro de mi cabeza me decía a gritos que me levantara de ese sillón y que saliera inmediatamente de ese despacho; pero quedé hipnotizado por su candor, su aroma, su sutileza. Cerré los ojos y hundí mi rostro en su cabello, rizado, tan suave, tenía un perfume floral que me era tan desconocido, era tan delicioso, tan vivo. Comprendí que deseaba irme a dormir todas las noches y despertarme en las mañanas con ese olor, envolviéndome. Casi sentía sus latidos, calmados; a diferencia del mío que asemejaban un caballo desbocado. Acaricié su hombro un par de veces y presioné más mis piernas con las suyas, rodeándola. El frío de la noche desapareció.

Esa noche dormí pacíficamente, ni una pesadilla, como si ella resguardara mis sueños, los protegiera. Siempre que quería abrir mis ojos para corroborar que no era una fantasía, todo lo que tenía que hacer era pasar mis dedos por su abundante cabellera y sentir su aliento cosquilleando mi pecho, entonces sabía que de verdad alguien me ofrecía un largo abrazo nocturno que me acunaba con una dulzura infinita.

Esa mañana desperté fresco, ni una gota de sudor conquistaba mi frente. Me dolía la espalda, y tenía las piernas acalambradas, estaba entumecido y tenía un gran ardor en un lado de mi cuello. Hacía mucho tiempo que no compartía un lecho con alguien. Pero no me importó, no quería despertar nunca, porque por primera vez en años, no me dolía el corazón.
(Ilustración: Victoria Francés)