sábado, marzo 20, 2010

Un final

"Érase una vez", así es como comienzan todos los cuentos: con una inexactitud, con la vaga impresión de un tiempo lejano. ¿Pero por qué debe ser algo pasado, algo sucedido hace mucho tiempo? ¿Por qué no ahora, en este instante... por qué debe terminar el cuento y no seguir mañana?

Es una vez, esta vez, es ahora; y no hay princesas, ni castillos, ni brujas; pero sí hay magia... muchísima magia.

Una mujer apenas escapando de su adolescencia, se mira en el espejo y se pregunta por qué no puede dejar de pensar en las hadas madrinas, en los príncipes azules, en los finales felices. Por qué después de tantos años, las otras niñas que crecieron pensando siendo princesas, se olvidaron de la inútil fantasía y continuaron sus vidas sin mayor recuerdo de la infancia, de los juegos, de los sueños.

Esta mujer se sienta sobre las frías baldosas de su cuarto de baño todas las noches en frente de su espejo. Sin poder olvidar las fantasías que se han convertido en fantasmas en su mente, frente a su reflejo construye todas las noches un mundo mágico donde "érase una vez" tienen sentido.

Imagina noche tras noches los cuentos que acaban en finales felices, en metáforas esperanzadoras, en lecciones valiosas para disfrutar de la vida, y lo más importante: un final con un beso de verdadero amor. Todo tiene sentido en las historias que se inventa, todo tiene un final y un comienzo, todo termina bien, ella tiene el control.

Ella se sienta frente a su espejo mágico y sueña. Pero siempre el espejo se rompe, los cuentos que se narra sobre su reflejo no duran en el tiempo, y el cristal se desmorona. Los finales no significan nada, quedan escritos en una página imaginaria en su agitada memoria y cuando amanecen se desvanecen en el olvido.

Las historias se pierden entre los pedazos del portal roto, y todo lo que quedan son filosos reflejos entre sus dedos, sus piernas, su rostro. Pequeños destellos flotando entre la sangre que le recuerda que la realidad no se puede romper como un espejo.

Y entre las lágrimas se reconstruye un nuevo vidrio sin grietas, como nuevas páginas en blanco para rescribir otro cuento. Ella se mira en su fresco brillo, vacío, y grita.

Esta mujer piensa cada vez más en perderse entre sus fantasías, anhela que las historias las consuman. Pasa las noches imaginando otras vidas, otros nombres, otras "ella". Ha aprendido a ignorar que sólo son creaciones invisibles dentro de sus ojos que se evaporarán una vez que salgan de su mente.

Sólo ella puede saber la maldición que trae consigo ese espejo mágico: una terrible adicción a los sueños y una hipersensibilidad a la realidad fuera del reflejo. La mujer se mira y se traga sus lágrimas, no quiere recordar que nada es real, no quiere alejarse de su portal mágico, no quiere abandonar sus historias que dibujan la única sonrisa que puede mostrar sincera.

Ella quiere entrar en el espejo, vivir las aventuras que se ha narrado, comenzar de nuevo con otro nombre, evitar que por una vez se rompa en mil pedazos la ilusión que le hace feliz. Ayer, hoy, mañana, ¿hasta cuándo se repetirá su suerte?

Acabada la noche la mujer sostiene un halo de luz sobre su pecho, temblando de terror, reuniendo las fuerzas para presionar el cristal contra su realidad que al menos daría final a su triste historia. Rodeada de pedacitos de luz esparcidos en el piso de ese baño, el espejo se ha roto inevitablemente una vez más. Sus manos sangran.

(via thewordsalloverme)

domingo, marzo 14, 2010

Tacones.

Camino más rapido.
"No voy a llegar a tiempo" pensé.
Miro la hora, quedan cinco minutos antes de la hora acordada y a mi todavia me queda un lago trecho hasta llegar a la plaza.
Los coches pasan deprisa a mi lado salpicando cuando pasan por los charchos. Si no tengo cuidado me van a empapar.
Entra una racha de aire y el paraguas se me intenta volar. Lo agarro fuerte y lo bajo para que no se vuele.
Ala! Ya me mojaron. Maldita sea. Da igual sigo llegando tarde.
Camino rápido. Mas rápido, lo más rápido que me permiten mis piernas.
Cuando voy a cruzar un paso de cebra me cruzo con una señorita rubia con tacones.
Tac Tac Tac, suenan los tacones en la acera. Tac Tac Tac resuenan dentro de mi cabeza.
Me quedo parada alli donde estaba. ¿Cuanto tiempo pasó? No lo se.
Solo se que desperté cuando sonó el despertador.

viernes, marzo 12, 2010

La pelirroja

-¿Estás bien?
Oigo una voz y para cuando logro abrir los ojos me encuentro cara a cara con un viejo conocido, un viejo conocido ¡Qué debería estar muerto y enterrado! Lleva un ropaje realmente extraño pero le sienta bien. Miro a mi alrededor y me siento aún más confusa, ¿qué son todas esas maquinas? ¿Dónde diablos está mi ropa? Sobre una mesita que está al lado de la cama en la que me encuentro está mi ropa. Me la pongo inmediatamente y al mirarme la veo levemente cambiada, él se rei y me ayuda a abandonar ese lugar. Yo sigo sin poder creer que camine a su lado como si fuesemos compañeros, padre e hija o buenos amigos... En cuanto se distrae, salgo corriendo. Todo, todo es tan extraño hasta que llego a un gran parque y veo un gran arbol, creo que es lo único que me resulta familiar. Estoy confusa y cansada aunque no sé como mis heridas han mejorado. Decido cerrar fuertemente los ojos hasta que las cosas vuelvan a su ser, rapidamente caigo dormida...
No sé cómo o por qué pero esa chica me resulta familiar, me aproximo a ella. Duerme. Sus cabellos rojizos, su rostro, todo me resulta tan familiar pero no recuerdo haberla visto por aquí alguna vez. Me siento a su lado hasta que la señorita Amelia me encuentra, para ser tan joven tiene muy claro su objetivo, o sea, yo. Corre gritando mi nombre, lo cual provoca que la chica que está a mi lado se despierte, se despierta de mal humor y para nuestra sorpresa, la de Amelia y la mia, reprende a Amelia:
-¡Amelia deja de gritar! ¿No ves que estoy durmiendo un rato?
Abre los ojos y menudo grito pega:
-¡Zelgadis qué susto me has dado! ¿Qué haces tan cerca de mi?
¿Zelgadis? ¿Quién es ese? Vamos, la chica actua como si me conociese de toda la vida, como su fuesemos muy amigos. Nos levantamos y nos acercamos a Amelia, la pobre tiene una cara de susto pero la chica no parece muy peligrosa, más bien parece un poco perdida. Quizás sea amnesica. La llevo conmigo, quizás allí puedan ayudarla o al menos darle un hogar.

viernes, marzo 05, 2010

Malos malosos



Sí, un poco de Fan Art también por aquí. Espero que os gusten. Estos vendrían a ser los malos malosos que tengo en más alta admiración, vamos desde que los ví con seis añitos hasta hoy en día ^^