lunes, febrero 01, 2010

Recuerdo

¿Recuerdas cuando podíamos caminar millones de cuadras y nunca aburrirnos? ¿Recuerdas cuando solíamos sentarnos en la terraza de tu habitación en una tarde roja y ver al sol esconderse entre sombras negras? Podíamos quedarnos callados por horas ante tal visión y nunca aburrirnos. Recuerdo cuando una caja de galletas y un vaso de leche era nuestra merienda predilecta; cuando un juego me mesa era todo lo que necesitábamos para ser felices.

Nos escondíamos bajo las tus sábanas en una noche llena de aventuras infantiles; una linterna y cuentos sombríos nos aterraban hasta los gritos; recuerdo reír tanto hasta el punto de retorcernos en el piso sin poder ponernos de pie.

No tantos años han pasado desde que compartimos juguetes hasta incontables secretos. Aún así, miro hacia mi pasado y me sorprende lo poco que puedo recordar. Sólo sé que solía gustarme todo, solía disfrutar de cualquier cosa ya que con mi imaginación podía convertirlo en cualquier cosa.

Quisiera volver a esos momentos cuando creía que las historias de hadas eran reales, quisiera regresar al momento donde no odiaba nada. Ahora nada me complace, todo lo desprecio, nada es suficiente.

Odio el frío bajo mis pies, odio el olor de la mañana, odio cuando alguien dice mi nombre mal, odio cuando un hombre me mira fijamente, odio cuando una mujer me mira fijamente, odio tener que tomar medicamentos, odio los baños diarios, odio cuando se calienta la cama y aún no te has dormido, odio que mi ropa esté arrugada, odio lo que sale en la televisión, odio ir al cine sola, odio las manchas que deja el periódico, odio el sonido de los timbres, odio cuando le hablas a alguien y no te mira a la cara, odio que lo único que le importe a las personas son sus teléfonos celulares.

Odio esto.

(via smoothope)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Del odio y la rabia (cuando son sentimientos verdaderos) tambien se pueden sacar las fuerzas para seguir.
Y de una u otra manera, con todas las volteretas que da la vida, es imposible no volver a creer. Todo cae por su peso.

Saludos desde el infierno de juguete...