domingo, octubre 18, 2009

Red Hood



Puesto que la imaginación es libre y en mi caso bastante excentrica y retorcida os presento otro fanfic de Batman que espero que disfruteis y valoreis con estos videillos que por fin he encontrado y que pondré en mi propio blog pues me han encantado y me vienen muy bien...

Cuando un amigo me pidió encontrar y si era necesario robar el objeto más extraño que he visto en mi vida ni me lo pense, acepte. No fue fácil, quizás por eso aún lo conservo, tuve que viajar a la ciudad natal de mi madre, Gotham y aunque eso al principio no me emocionó lo más minimo fue a medida que buscaba el particular objeto que me fui animando. Había tanta especulación, tantos rumores, incluso me hablaron del último idiota que tuvo la oportunidad de poseerlo, al menos durante un robo, un robo importante. A mi eso sólo me parecían habladurias y cuentos pero cuando me encontre cara a cara con el señor de la noche, empece a comprender que era un objeto muy valioso pero para cuando lo consegui, qué ya fue toda una proeza, me senti insatisfecho. ¡Después de tanto hablar de Capucha roja deseaba más que nada en el mundo encontrarme con alguien que hubiese sido tal famoso y temido ladrón! Aún así lo guarde lo mejor que pude en casa, mi espantoso, pequeño y mohoso piso. Antes de entregarselo a mi amigo lo limpie lo mejor que pude y lo guarde en el único lugar limpio de mi hogar, la caja de cristal donde descansaban las cenizas de mi madre. Por una vez en mi horrible vida me senti importante, como si tuviese el tesoro más grande del universo. Entre en el lujoso despacho de mi amigo con una sonrisa triunfante y mientras se lo mostraba le dije bien alto:

-¡Aquí lo tienes!

-Sabía que sólo tu podrías conseguirlo. -Me dijo sacandolo de mi caja de cristal, mientras lo admiraba me dijo algo que me dejo realmente sorprendido:

-Seguro que tras la larga e intensa busqueda habras oido hablar mucho de Capucha roja ¿verdad? y seguramente habras tenido muchísima curiosidad, seguro que habras deseado encontrarte a alguno de los que tuvieron la oportunidad de llevar este objeto pues yo sé dónde está el último que lo llevo.

Inmediatamente le suplique que me dijese donde y aunque mi amigo me advirtió de lo cambiado que estaba desde entonces, yo de todos modos fui y creo que desde ese día algo en mi surgió. Parece una de esas historias con moraleja ¿verdad? Pues no, lo que surgió no me hizo mejor persona, en todo caso me convertió en un tipo con aún peores compañias.

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