jueves, mayo 13, 2010

A Nightmare On Elm Street


Dir. Samuel Bayer; 2010.

Para mí, es difícil hablar de la nueva versión de A Nightmare On Elm Street, de Samuel Bayer, sin hacer comparaciones con el film de Wes Craven. No lo digo sólo por el valor sentimental que la franquicia tiene para mí; una de mis primeras memorias es la del bus al principio de la segunda película a punto de caer al infierno. Yo fui un niño de seis años que creía que Robert Englund, el actor que interpretaba a El Navajero de Springwood, era un tío lejano. He visto y comprado películas sólo por saber que Englund estaba ahí. Cuando tenía como dieciséis años, mi abuela me dio plata para que me comprara un par de zapatos y yo lo invertí todo en un set de estatuillas brutales de Freddy peleando contra Jason, altamente detallado, y ha sido una de las mejores adquisiciones de mi vida. Freddy vs Jason fue una hora y media de deleite para mí, al ver al tío Englund en el papel que lo llevó a la gloria (además, creo que Freddy vs Jason, digan lo que digan, es una carta de amor a los fans).

Es difícil también porque esta nueva versión, que sigue a muy grosso modo la trama original, recrea literalmente las escenas más clásicas del tour de force de 1984. A Nightmare On Elm Street, salida por nuestros lares en aquella época con el título de “Pesadilla En La Calle Del Infierno” (vaya que por una vez la pegaron con un título), se diferenciaba del resto de las slashers del momento en que este era un film inteligente. Versaba sobre un conjunto de adolescentes que sufrían severos trastornos del sueño caracterizados por la aparición de un hombre quemado, con un guante cuyos dedos terminaban en largas cuchillas. El problema estaba, y he aquí lo brillante de la vaina, en que lo que te sucedía en el sueño, te sucedía en la vida real. Si este merodeador nocturno, (que, después descubrimos, se llamaba Freddy Charles Krueger), te cortaba en tus sueños, despertabas para ver los cortes en tu piel. Un concepto bastante original en una película que exploraba la frontera entre la realidad y la fantasía a través de una trama bastante sólida. Dicho de otro modo: una obra maestra.

Y es ahí donde, lamentablemente, falla la versión del 2010. Antes de empezar de lleno con el review, tengo que agradecerle a la gente de Cinex por sus pases de cortesía a la función privada del día de ayer. Sería imperdonable no agradecerle también a Gaby Camacho, quien fundamentalmente hizo posible que yo obtuviera esta exclusiva para ustedes. Gaby: te debo una, y te la debo en grande.

Continuando entonces, una de las cosas que notas tras veinte minutos de película, es lo acelerado que todo va. Los chamos empiezan a soñar, se aparece Freddy, los chamos se van muriendo. No hay mucha construcción en cuanto a trama y cómo me hubiese gustado sumergirme en la silla de pavor al pensar “pero marico, si lo piensas, la vaina tiene coherencia…” como pasaba con la original. Y el problema está en que, para mostrarnos tanta información tan rápido, poco de ella es información nueva. Ya sabemos quién es Fred Krueger, ya sabemos lo que hace y tenemos una idea general de por qué. Si vas a hacer un remake, muéstranos algo que no hayamos visto —o una nueva versión carece de sentido.

En segundo lugar, y esto es algo que noté desde el tráiler, la apariencia de los personajes me da problemas. Una de las cosas que da miedo de la original es cómo los actores parecen gente real; acá, casi que todo el cast se parece a los carajitos que ves en los programitas de Mtv. Aunque las chicas son guapas (no hay objeto en negarlo), es prácticamente imposible creerte que un bachiller se ve así. Ni aquí, ni en el imperio mejjjmo ni en ninguna otra parte. Eso contribuye a que no alcances lo que en ficción se llama “suspensión de la incredulidad.”

Lo tercero que me hace ruido son las escenas de homenaje a la original. Una de las partes más inolvidables de aquella es cuando Nancy Thompson (sí, me sé los nombres) se va a dormir en la casa de su amiga Tina y la silueta de Freddy estira la pared sobre ella, acechándola metafóricamente. Ese efecto se hizo poniendo una capa de látex sobre la pared, de modo que cuando el actor se posó sobre Heather Langenkamp (la actriz), estaba realmente ahí. Acá, optaron por CGI, que, de entrada, se ve falso. Sucede algo similar con el primer asesinato de Freddy, que en la original es una de las escenas más impactantes en la historia del cine. Acá es una versión más light. Una pena.

Te estarás preguntando si sólo voy a quejarme del film. Te respondo: no. Me encantó el nuevo material, del que tuvimos un vistazo en el tráiler. Me atrevo a decir que, en términos de trama, lo mejor logrado fueron los fragmentos en los que vemos quién era Freddy antes de volverse el demonio de los sueños que conocemos. Te sirven al personaje como un hombre creíble y esto nos lleva al punto fuerte del film: Jackie Earle Haley, que ya nos hizo babear con su performance en Watchmen. A través de él, puedes ver lo dramáticamente distinto que era Freddy en vida a cómo es en muerte.

SPOILERS MÁS ADELANTE
Una de las cosas que elevan su actuación es cómo llegamos al descubrimiento de que Krueger no era un asesino, sino algo quizá peor: un pederasta (un elemento que, si bien fue sugerido en la original, no se afirmó). Haley nos pinta a un encantador hombrecito que seduce con engaños a niños para llevarlos a un lugar privado en el qué abusar de ellos. Este es el punto más perturbador de la historia. Y si se queda en tu mente después de que acaba la película es porque sabes que los pederastas del mundo real actúan así.
TERMINAN LOS SPOILERS

De manera que tengo que felicitar a Bayer y compañía por tomar una decisión tan arriesgada con un personaje tan querido por los fans, volviéndolo 90% más oscuro. Otro crítico de terror decía que algo que no le gustó de esta película era que, aún cuando en la saga original uno le hacía más barra al Freddy bufonesco que a sus víctimas, en esta el personaje era tan retorcido que no tenías literalmente ningún motivo para estar a favor de él. Es cierto y, entre nos, eso rockea. Ya era hora de que Freddy volviera a ser un hijo de puta de sangre helada. ¿Que su personalidad es demasiado perturbadora ahora? Por supuesto que lo es; esta es una película de terror, hijo.

Y vaya que cuando Haley está en escena, una vez más es el centro de atención. Yo creo que tú lo pones a él a hacer de sofá, y va a ser el sofá más arrecho e interesante que vas a ver en tu vida. Como dijo el mismo tío Robert: “si alguien puede meterse en los zapatos de Freddy y hacerlo bien en esta versión, ese es J. E. Haley.”

Así, esta nueva visión de Pesadilla En La Calle Del Infierno es muy atractiva en términos visuales, si bien un tanto débil en términos argumentales. Si eres fan de las películas de terror, anda a ver esta no sólo porque es Freddy de nuevo en pantalla, sino porque lo nuevo que descubrimos de él (incluyendo esta faceta más monstruosa en términos de personalidad) vale la pena observar (y hasta te da una sensación sabrosita de pavor por dentro). Si las películas de terror no son lo tuyo, no te le acerques a esta, porque la vas a conseguir de mal gusto y no va a hacer sino alejarte más del género.


BONUS FEATURES:

La primera escena de la película:



yo me babeé.

EL JUEGO DE NINTENDO:


(de verdad sale la canción).

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