miércoles, diciembre 30, 2009

Mis deseos

No puedo ver otra estrella más sin ti, y la copa de vino se está haciendo más espesa, como una crisálida de sangre. Te esperé pasada la media noche en una manicomio de sentimientos, en una discusión de pensamientos, en una pelea entre el cerebro y el corazón. Sólo me quedaron unos zapatos nuevos y un vestido arrugado.

Mientras los fuegos artificiales explotaban en el cielo pensé que sería mejor ser cómo pólvora volátil que una víctima de tu indiferencia. Así en mi corta vida de llamas al menos entretendría las miradas risueñas de surtidos espectadores, al menos me consumiría junto a las estrellas.

En estas épocas de celebraciones y de ánimos cálidos me dejas confinada en un espacio solitario y frío, siempre esperando por ti... esperar; pero nunca llegas, esperar; pero nunca te veo, nunca siento tus brazos, nunca pruebo tus labios. Se me está borrando tu recuerdo y la espera me está matando.

Durante los años que se han quemado pasan otros días de clausura y se aventuran nuevos amaneceres de oportunidades. He intentado borrarte de mis deseos y resoluciones de las campanadas de la media noche; pero siempre surges como una necesidad. Te necesito y no estás.

Sólo espero que este nuevo ciclo lave mi memoria y desmienta todo el dolor que he sentido por ti, como si nunca hubiese sucedido. Si se cumpliera el milagro no estaría esperando por ti en las fiestas, en un vestido que sólo usaré una vez y en unos zapatos nuevos. Si los días te lograran borrar de mi corazón ya no tendría que ahogarme en copas carmesí.

Ya no estoy segura si quererte me sienta bien. Espero que no existas porque me lastimas aunque no estés aquí. Finalmente quemaré estás líneas que con dolor te he dedicado, para que sus cenizas asciendan al cielo y estallen juntos a los fuegos artificiales de festejo.

Espero que estas palabras se conviertan en un estruendo de ovación mas que una sentencia de tormento.

Me despido con esperanzas de que sea para siempre.

Ya pensaré otros deseos que pedir para año nuevo.